PLUMA INVITADA

El espíritu de la fe

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La mayor parte de los guatemaltecos no nos percatamos de que, en medio del tumulto de necesidades cotidianas, hay un espíritu ético y cristiano en nuestro interior. Los malos augurios de que las nuevas generaciones carecen de todo futuro y que las personas solo desean gastar, disfrutar y multiplicar sus beneficios es solo una parte muy pequeña del quehacer cotidiano.

Yo no creo que los guatemaltecos estemos inmersos en un vacío de sentido, valores y normas. A veces la crítica desmesurada hace ver las cosas como un mal espejo que disocia la realidad tal cual es. Es cierto que ha habido avances en ciencia y tecnología. Sin embargo, eso no hace desaparecer la energía espiritual de mis paisanos y su verdadera fe en los principios y valores de vida. Esa brújula que los acompaña en la educación de sus hijos y en el camino a una esperanza que implica avanzar un poco más y hacer un esfuerzo extra.

Creo en una autoafirmación de los valores y un desarrollo de alcance mundial a partir de un consenso básico unido a este tiempo de reflexión y de vida en los hogares. Entre la diversidad de confesiones y tradiciones, Dios, nuestro señor, ocupa un lugar en nuestros corazones y providencialmente nos da fuerza para vivir mejor.

Por supuesto, hay vínculos libres intergeneracionales que harán que algunos sean más expresivos que otros. Pero como cristianos sentimos la enorme necesidad de aferrarnos a esos valores de la vida privada y que nos vinculan a un sentido en esta semana dedicada a nuestro Señor y su sacrificio. La clave está en la responsabilidad que todos debemos asumir en nuestras acciones de vida privada y no descuidar por un falso relajamiento lo importante y valioso para el entorno familiar, comunitario y ciudadano.

' Un maravilloso júbilo para todos y una esperanza fundada en el amor y la fe.

José Miguel Argueta

No pretendo que las intenciones hacia donde se dirijan cambien aquellas cosas que pertenecen a nuestra idiosincrasia. Pero sí creo en las acciones de gente buena que sin omitir esfuerzo apoya y nos brinda ese legado de tiempo y energía para solventar las sombras y dudas. Lo importante es nuestra esperanza como seres humanos, superando crisis de salud mundiales y acercándonos a la fe y a la humanidad, que es construida con pequeñas acciones de todos los días.

Es bueno que preservemos nuestras tradiciones, nuestro hogar, Guatemala, y no nos obnubilemos con cambios de protagonismo, como bien se ha dicho por aquellos que comparten mis ideas en este prestigioso medio de comunicación.

Ser cristianos es el objetivo y tema de esta reflexión, fuera de todo compromiso, todo esfuerzo o vanidad, que siempre haya un espacio para nosotros mismos y que seamos un verdadero ejemplo para todas aquellas personas que conservan el gusto por la palabra escrita como por el verbo hecho carne en el misterio de salvación otorgado a todos por la gracia de nuestro Señor Jesucristo y que con júbilo se manifiesta en una resurrección de fe y esperanza.

Deseo que las familias se unan y recuerden cada paso de vida, y lo importante que es soportar las vicisitudes y adversidades y cuidar la maravillosa ciudad en la que Dios nos ha permitido nacer. Nuestro señor nació en un establo, en un lecho sencillo, y ahora es ejemplo de vida de cristiandad y de entrega y compromiso para todos en cada uno de los lugares que pueblan los seres humanos.

Un maravilloso júbilo para todos y una esperanza fundada en el amor y la fe.

ESCRITO POR:

José Miguel Argueta

Profesor universitario del curso Unión Europea. Formación doctoral en Derecho en la Universidad Francisco Marroquín y Comunicación Estratégica en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Politólogo de profesión.