DE MIS NOTAS
Pintando Santa Catarina
Si pudiéramos pintar de esperanza nuestra Guatemala, —paralizada en estos días por la amenaza constante de grupos radicales politiqueros proponiendo sus agendas a puro tubo y con garrote demencial— yo diría que la pintaría con los nuevos colores de Santa Catarina Palopó. Ese lindísimo proyecto de Amigos del Lago, que pretende cambiar la faz de todo un pueblo, su auto imagen, su percepción de si mismo, plasmando, de un palette de colores escogido por ellos mismos en talleres y múltiples reuniones comunales, el diseño, el colorido tonal y la pintura final que convertirá a Santa Catarina en un lienzo vivo transformado en ventana abierta para ser visto y admirado por el mundo entero.
Es refrescante escribir de proyectos tan inspiradores. La auto imagen de un pueblo se construye a partir del cúmulo total de percepciones individuales. Somos lo que pensamos de nosotros mismos como pueblo: de nuestros pecados y yerros; de nuestros logros y anhelos. Soñamos como individuos por una mejor colectividad. Pero al final, somos individuos, cada quien en diferente estadio jugando su propio destino. Pesa más la individualidad porque nos empuja en la sobrevivencia del día a día. Y es en ese quehacer diario, que tendemos a desconectarnos de la colectividad y del sentido comunitario. Dejamos entonces que sean ¨los otros¨ los que se involucren, los que promuevan cambios, los que mantengan el sistema, los que arreglan los problemas. Dejamos de ser ciudadanos y nos convertimos en meros habitantes. Es la tendencia.
El Proyecto Pintemos Santa Catarina, conlleva un espíritu de reconvergencia. Reconvergen ideas, anhelos, necesidades, sueños, utilizando un proyecto de identidad comunal para buscar sus raíces, hurgando ellos mismos sus identidades comunes, estimulando el dialogo y la discusión colectiva. Y es, en ese dialogo, que surgen los descubrimientos comunes. También se perciben los obstáculos individuales y comunales que enfrentan.
Ese es quizás el mayor logro de este proyecto. Captar el interés de los habitantes para sentarse a discutir en diversos talleres y reuniones, lo que parecería algo muy simple: El diseño y los colores que deben adornar su pueblo. Pero resulta que en los diálogos surgen valiosas contribuciones sobre el impacto económico que esto tendrá en Santa Catarina. La atracción de turismo, la prestación de nuevos servicios turísticos y otras necesidades. En el diálogo comienzan a destacar nuevos liderazgos, hombres y mujeres con valiosos dones que destapan problemas y desafíos de su pueblo. Situaciones que todos sabían pero que nadie había hecho nada para resolverlos. El proyecto se vuelve un todo diferente. Y surge un nuevo consenso de grupo: porque no es solo como nos vemos, es como nos sentimos y que debemos hacer para hacernos aún mejor.
Lo valioso de este proyecto es su potencial para ser replicado en otros sitios. Es lo que Dre Urhan y Jeroen Koolhaas , dos artistas holandeses han desarrollado proyectos similares en Brasil, Haití, Curacao, Suecia y Estados Unidos. Su tesis es que las comunidades se pueden reinventar por medio del arte al mejorar la estética del ambiente y generando dialogo social y visual en sus alrededores.
Ya en sus primera fase, Pintando Santa Catarina estará terminada a principios del próximo año. El resultado final, como lo expresa mi sobrina Melissa Whitbeck Kaltschmitt “es poder hacer un impacto y transformar comunidades a través de la pintura.”
Lo refrenda Harris Whitbeck señalando que “Al mejorar la estética de un lugar, se fortalece un sentido de pertenencia, se crean microempresas, el lugar se convierte en un destino y mejora la calidad de vida.”
El proyecto se puede apreciar en sus totalidad en www.santacatarina.gt
Si quiere hacer algo que trascienda toda esta politiquería estiercolera que nos ahoga a diario, esta es una buena oportunidad. Porque “Pintando Santa Catarina”, pintamos Guatemala.