CATALEJO
Nuevas voces en defensa de un derecho
Ayer fueron publicados dos trabajos sobre la defensa del derecho ciudadano a tener un periodismo independiente y la protección al de decidir, entre diversos comentarios, cuál toma en cuenta. Son ambas acciones personales y por ello subjetivas. Las últimas frases son dignas de meditación. Eduardo Mayora Alvarado dice en su columna de Prensa Libre: “Yo me pregunto ¿puede la prensa dejar de ser crítica de esa doble realidad de la vida nacional?”. Y Mario Mérida, en su columna de El Periódico, señala: “El esfuerzo de aclarar… contribuye al reconocimiento de los medios de comunicación, orienta las pesquisas del MP, rescata la dignidad de los señalados o termina de condenarlos ante la sociedad. Pero, fundamentalmente, destruye las conspiraciones a través de las redes sociales”.
Debo prevenir a los autores: prepárense para andanadas anónimas o acusaciones de “contribuir a hundir al país”. Ya lo verán. Se trata de dos personas a quienes no se les puede achacar de nada al simplemente ejercer el derecho de pensar y de decirlo sin temor a ser llevados a juicio. Eso ya no se hace: ahora es la descalificación a la persona, o sea la falacia del argumentum ad hominem. Ambos no son periodistas informativos, pero ejercen el periodismo de opinión, en estos momentos el más importante. Citaré algunas frases, con las iniciales del autor: “nunca había percibido un desencanto tan enconado contra la prensa” (HMA) Comento: no es percepción, sino realidad, y no es desencanto, sino ataque.
Agrega: “No creo que la prensa sea aliada del enemigo”, “la sociedad guatemalteca pasa por una crisis… porque por tres décadas y media ha vivido en una especie de dos mundos”. Uno es el de “la Constitución y las leyes” y otro el de “algunos empresarios y algunos políticos que negocian constantemente ventajas, privilegios, o proteccionismos…” El militar retirado agregó una cita: “la información trata algo de razonable importancia… y que hay quienes se empeñen en esconder esos asuntos al público”. A mi parecer ambos autores comienzan a darse cuenta de las consecuencias de la eliminación de los medios informativos independientes.
Ayer recibí copia de un mensaje de José Raúl González, excolumnista de Prensa Libre, quien afirma “se transforma la línea de pensamiento de Prensa Libre”. Lo conozco desde cuando tenía cinco años y con él tenemos en común ser hijos de periodistas, por lo cual y debido a su preparación académica y a haber plasmado sus pensamientos en Prensa Libre, tiene obligación de cuidar sus conceptos, y ahora a causa de su estatus laboral, meditar muy bien sus comentarios. Pero tiene derecho a pensar así, a interpretar en forma equivocada algunos hechos no necesariamente ciertos. Puedo decirle: la línea de pensamiento del diario ha sido única desde su fundación, y cualquier persona a quien él haya escuchado decir eso, lo engañó. Puede visitarme para comprobarle mi aserto.
En resumen, así como se manifestaron ambos columnistas, sería bueno si lo hacen otras personas. Una cosa es dar sugerencias para mejorar, y otras intervenir para destruir. Algo sí debe quedar claro, como expresa Mérida: el periodismo independiente es el enemigo de las ‘conspiraciones’ (sic) a través de las redes sociales. Al desaparecer, queda abierto el camino para mensajes anónimos, instantáneos e incontrolables cuyos efectos serán el bumerang negro para quienes ahora contribuyen a sembrar o se congratulan para ver las ramas del árbol donde serán ahorcados. Nunca, como bien señala Mayora, había habido un ataque tan concertado contra una de las libertades más importantes.