En el 2017 es necesario ejecutar proyec- tos que den oportunidad de trabajo y generen ingresos económicos para mejorar el producto interno bruto.

Se perdió la visión de construir proyectos de trascendencia que permitan crear fuentes de trabajo que detengan la emigración de más guatemaltecos que sufren los embates de la discriminación con el engañoso sueño americano.

El Gobierno de Guatemala se ha olvidado de la construcción de obras de trascendencia socioeconómica como las ejecutadas en la época de La Reforma y el gobierno del Dr. Juan José Arévalo, así como el plan visionario del frustrado gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán.

Después de esos momentos históricos, los pocos proyectos ejecutados de manera fraudulenta, de pésima calidad, haciendo valer la práctica del soborno que utilizan los poderosos para mantener la hegemonía, como el caso de la firma brasileña Odebrecht, nos deja perplejos, cuando nos enteramos de la voracidad que extiende sus tentáculos perversos para mantener el dominio sobre los pueblos más pobres.

Los proyectos que de manera mínima han trascendido los han dado en concesión, endosando los beneficios financieros a la iniciativa privada de capitales extranjeros, de las que el Estado obtiene regalías de hambre que castran drásticamente la economía nacional.

Vale la pena reactivar el proyecto del canal seco en el oriente del país, que guatemaltecos visionarios han propuesto pero con el cuidado de no permitir la intervención diabólica de los corruptos aprovechados, ya que este fortalece la comunicación mundial, promoviendo y creando fuentes de trabajo para evitar que muchos se vean en la necesidad de emigrar.

Es hora de crear un proyecto que concretice lineamientos claros para cambiar la deteriorada calidad de la educación, que asista al universo de los distintos niveles, incluyendo a la baja calidad de la educación superior, con algunas excepciones, y sobre todo un programa agresivo para erradicar el analfabetismo y se concretice la alfabetización funcional, analítica, reflexiva y concienciada, como lo plantea Pablo Freire, que no pierde vigencia, con el agregado de enseñar un segundo idioma e implementar la tecnología para comunicarse con el mundo. No se puede seguir abusando de los silenciados, oprimidos e ignorantes, necesitamos hombres libres, con criterio, que conozcan a plenitud sus derechos y obligaciones.

El anillo periférico de la capital es urgente, pues constituye una vía alterna para comunicar las arterias principales de ingreso a la ciudad.

Se ha echado al baúl de los recuerdos el proyecto del Ferrocarril Interoceánico. Retomarlo permitiría unir infinidad de pueblos de la ruta del Pacífico. También se deben tomar acciones concretas sobre la construcción de un aeropuerto digno.

No más proyectos de maquillaje.