EDITORIAL
Muerte que cambia el panorama político
Con la inesperada y súbita muerte del alcalde Álvaro Arzú Irigoyen se cierra uno de los capítulos más controversiales de la política guatemalteca, porque fue uno de los liderazgos más perdurables y polémicos, por la etapa en la cual empezó sus andanzas en el manejo de la cosa pública, hasta la última fase de su vida en la que se encontraba, acusado de corrupción.
Desde las juventudes emelenistas, donde se inició hace cinco décadas, hasta la conformación de partidos políticos bajo su férrea conducción marcan su presencia en el quehacer nacional, el cual nunca estuvo exento de la polémica, por su peculiar manera de concebir la vida dentro de la política, sobre todo en las relaciones con los medios de comunicación, a quienes despreció siempre.
Su paso en instituciones importantes del país empezó en el gobierno de Romeo Lucas García, época de los regímenes militares, y muy rápidamente se lanzó a la búsqueda de la alcaldía metropolitana, cargo que no aceptó cuando se lo ofreció Efraín Ríos Montt en 1982. Posteriormente participó como candidato y ganó ese puesto.
Su paso fugaz como canciller de Jorge Serrano Elías también marcaría su carrera política, hasta llegar de la mano de su agrupación, Partido de Avanzada Nacional, a la presidencia de la República, en 1996, cuando las negociaciones de paz estaban bastante encaminadas por representantes de gobiernos anteriores.
De hecho, la firma de los acuerdos de paz, al inicio, fue resultado de esto y en su momento se le señaló de no estar de acuerdo, pero luego gozó del reconocimiento internacional porque Guatemala se convertía en el tercer país de Centroamérica en abrir las puertas a una ansiada estabilidad, después de acuerdos similares en El Salvador y cuando Nicaragua ya se encaminaba por un sendero posrevolucionario.
Siendo presidente ocurrió también uno de los asesinatos más polémicos para su gobierno y para el país, el de Juan José Gerardi, hace exactamente 20 años, crimen nunca plenamente esclarecido y por el cual fueron condenados dos de los hombres de su seguridad, Byron Lima y Obdulio Villanueva, ambos muertos a su vez en los penales donde cumplían condena por ese hecho.
La muerte de Arzú indiscutiblemente abre una enorme brecha en la actual composición de fuerzas, porque era un líder, principalmente en el Congreso, donde logró colocar a su hijo, joven y sin experiencia política, quien junto con el presidente Jimmy Morales se coloca entre los más afectados por su ausencia definitiva e inesperada.
Para el mismo presidente Jimmy Morales, es necesario repetir, constituye un fuerte golpe porque se había convertido en el más importante aliado en los esfuerzos por frenar pesquisas en su contra. Se abre una nueva etapa en la que indudablemente será muy difícil la sustitución del expresidente, no solo por su fuerte carácter, sino porque tampoco se vislumbra en los actuales liderazgos a nadie con el arrojo de quien desafió cualquier situación adversa, aunque a veces de manera ilegal. Es indudable que también el sistema político queda en orfandad, difícil de llenar. Temas políticos aparte, este periódico presenta su muestra de pésame a su esposa, hijos y demás familiares.