ALEPH
¿Matar hasta la ley?
¿Qué sentirían los hombres si todas las leyes fueran hechas sólo por mujeres? A lo mejor dirían que esas leyes no los representan, que su opinión y enfoque no están recogidos en ellas, que no están de acuerdo con no participar en la elaboración del marco normativo de su sociedad. El caso es que, por siglos, las Biblias, las Constituciones y las leyes han sido escritas solo por hombres.
Apenas durante los últimos años en Guatemala (últimas décadas en países del primer mundo), las mujeres han comenzado a participar en la formulación y redacción de iniciativas legales. ¿Queremos igualdad? Comencemos por allí. En Guatemala, uno de estos logros jurídicos a nivel latinoamericano, que contó con el respaldo de una buena cantidad de organizaciones y grupos de mujeres, así como de mujeres y hombres en lo individual, ha sido la Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra las mujeres. Como cualquier ley, esa iniciativa puede usarse bien y apegada a su intención inicial, o puede usarse mal en algunos casos excepcionales. Es lo usual. Pero el mal uso eventual no justifica deshacerse de una ley que nació para responder a un problema real e incuestionable: desde el año 2000, un promedio de 700 mujeres son asesinadas anualmente (más de 11 mil a la fecha).
¿Los hombres no, acaso? Claro, y en mayor número que las mujeres, pero en un 99 por ciento de los casos, a ellos los matan otros hombres, no otras mujeres. En cambio la relación con las muertes violentas de mujeres es a la inversa. Además, la mayoría de hombres no mueren violados, mutilados, torturados o golpeados por sus parejas mujeres. Habrá casos de hombres abusados, pero ellos cuentan con las leyes del sistema diseñadas ad hoc para defenderse. Que las usen. La guinda del pastel la constituye el silencio y la impunidad que se tejen alrededor de estos crímenes contra las mujeres. ¿Recordamos el caso de Cristina Siekavizza y tantos más? Tenemos miles de expedientes y hechos concretos en este país para justificar y defender la existencia de una ley como ésta. Año 2015: en el Ministerio Público se registraron más de 50 mil denuncias de violencia contra las mujeres, y en el Organismo Judicial, 30 mil 562. Esto sin contar los casos que no se denuncian. Apenas un 16% de casos se atiende y resuelve.
Recientemente, surge una iniciativa de ley propuesta por la diputada del oficialismo Sandra Patricia Sandoval, contraviniendo en mucho lo contenido en la Ley contra el Femicidio. El nombre: “Ley reguladora del proceso en casos de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer”. Más de 40 organizaciones y muchas personas más, creemos que el Congreso de la República jugará un papel fundamental en el análisis de esta iniciativa propuesta por la diputada de FCN-Nación, con el fin de no incumplir tratados y convenios internacionales ratificados por el Estado de Guatemala. Pero más que eso, pedimos que no se le dé trámite, porque carece de sustento real.
Me avisaron hace un par de días que, en la sección El peladero de elPeriódico (04/06/2016), salió una nota denominada “Allanando el camino”. Luego me la enviaron. Dejo a quien quiera, buscarla y leerla. Pero lo que allí se dice es que detrás de la iniciativa de la diputada Sandoval está la intención de proteger a un militar muy cercano al presidente, quien tiene denuncias en su contra por violencia contra la mujer, para que pueda llegar con el camino limpio al Ministerio de la Defensa. Si es cierto o no, lo cierto es que esta propuesta ya nace viciada de muchas maneras. Y lo que resulta por demás paradójico es que, además de que en este país se matan demasiadas mujeres, también se quiere matar una buena ley que trata de evitar que esto siga sucediendo.
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