FAMILIAS EN PAZ

Manejo de la crítica

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Las redes sociales han tenido la virtud de sacarnos del anonimato; ahora creemos habernos ganado el derecho a que nuestra opinión sea escuchada. Opinamos a diestra y siniestra tal cual expertos en cada materia; construyendo sin quererlo la sociedad de la crítica, pero sin una propuesta concreta.

Criticar implica analizar y discernir para emitir juicio. Se deriva de la palabra criterio, asociada al juez o árbitro como autoridad competente, quien tiene todos los elementos necesarios para emitir juicio. Podemos decir entonces es discernir la verdad de algo, evidenciando la mentira, el engaño o error mediante la acción de expresar una opinión fundada y razonada, a consecuencia del conocimiento profundo del tema u objeto de la crítica.

Todos los seres humanos tenemos la capacidad de juzgar las fallas de otros y a su vez estamos expuestos a que nuestros actos sean sometidos a escrutinio; los dos aspectos son vitales para el desarrollo personal. A nadie le gusta que le critiquen, cuesta aceptarla, incluso evitamos autoevaluarnos. Sin embargo, no debemos rechazarla sino tomarnos el tiempo para analizarla, asimilarla y luego disponernos a actuar. Solo las personas maduras aprenden a aceptarla, identifican sus errores y buscar corregirlos. No recibir la crítica es una muestra de inmadurez, de orgullo e inseguridad.

Pero resulta que para muchos es más fácil juzgar que ser juzgado. Muy pocos han desarrollado la habilidad para plantear junto a la crítica una solución coherente, que edifique, que transforme para bien. Desde esta perspectiva podemos identificar que los hay de dos tipos: la constructiva y la destructiva. La destructiva busca atacar y destruir a la persona, en tanto que la constructiva es el resultado de la sabiduría y la madurez, pues no se enfoca en la persona sino en la acción concreta, mostrando la diferencia entre dos alternativas, dos formas de pensar o hacer las cosas para ayudar a mejorar, a crecer, a alcanzar los objetivos. Hacer crítica constructiva implica despojarse del interés propio, señalando las cosas sin buscar la vanagloria sino el bien de todos; es motivada por una actitud de amor, pues al señalar el error de otros debemos juzgarnos a nosotros mismos, no vaya a ser que juzgando, cometamos el mismo error. Se requiere entonces que, la crítica constructiva, siempre vaya acompañada de una alternativa de solución.

Lamentablemente la crítica negativa se ha generalizado. Se hace leña del árbol caído. Todos tenemos derecho a opinar, pero debemos ser conscientes de que una crítica mal formulada o sin bases sólidas puede llegar a destruir a la persona, sin ayudar a resolver el problema. Al emitir una crítica debemos saber cómo y cuándo hacerlo, aun cuando tengamos los argumentos que nos dan la razón.

Algunos evitan criticar, optando por el silencio, lo cual es un error; otros se la pasan criticando pero sin proponer, lo cual es un reflejo de un problema de inseguridad, envidia u orgullo en ellos mismos.

Necesitamos aprender a recibir la crítica y a formularla con madurez. Es parte del proceso de madurez de todo individuo.

platiquemos@familiasenpaz.com

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