ECONOMÍA PARA TODOS
Malos tiempos para la corrupción
Con motivo del bicentenario de la Independencia de Guatemala 1821-2021, se examina la experiencia de la transparencia en la lucha contra la corrupción.
Corrupción ha existido desde lo que dio origen a la reciente consulta popular sobre Belice. Por eso, la importancia de la elección de fiscal general 2018-2022.
La Lección Inaugural 2018 en la Universidad del Istmo de Guatemala por la Dra. Reyes Calderón Cuadrado lleva por título La Experiencia de la Transparencia. El Rol de las Empresas y la Industria en la Lucha contra la Corrupción. Seguidamente un extracto de la misma.
La innovación llega hasta el punto en el que las personas poseen la tecnología y la mentalidad del cambio antes incluso que la propia empresa de modo que es nuestro cliente, nuestro trabajador, nuestro joven talento, nuestro accionista, el que nos exige pensar de otra manera. Si miramos a nuestro alrededor, arriba y abajo, y a los lados, todos nuestros públicos, los de siempre y los nuevos, fondos, activistas, proxy advisors, inversores, hasta reguladores, se hallan inmersos en ese espiral de cambios, quieren esos cambios e, impregnados de ese nuevo ambiente, buscan aprovechar la revolución tanto para ganar velocidad y eficiencia operativa, como para obtener trasparencia y veracidad.
Esta revolución que cambia personas, modelos de negocio y empresas a un ritmo espectacular, que crea una tormenta perfecta en la que los datos, maridados por fin con la capacidad de tratarlos, genera no solo disrupción, sino también está haciendo desaparecer la opacidad donde la corrupción vive. Hoy el presente es visible en todas partes y ocurre para todos en el mismo momento.
Según algunos estudios, en el año 2025 se conectarán unos 20.000 millones de dispositivos, casi tres veces la población mundial. Tan solo en los últimos dos años, dichos dispositivos han producido el noventa por ciento de los datos de la historia. Este nuevo escenario propicia que nuestro cliente, accionista o inversor sea una persona enormemente informada, sensible socialmente y dotado de una interiorizada cultura de responsabilidad. Ese cliente, ese proveedor esencial, ese inversor empieza a exigirnos, lo está haciendo ya, un nivel de transparencia y ética crecientes. Y lo que es más importante: ahora disponen de herramientas para comprobar nuestra coherencia. Son capaces de verificar si lo que decimos y hacemos coincide.
Debo reiterar, porque resulta importante, que este proceso no va a estar liderado por las empresas, que van a remolque, sino por las personas. La sociedad, apoyada en la técnica, se ha convertido en la clave de la transformación digital; ella marca el ritmo de cambio, quita las zonas opacas, pone a la vista pública nuestra coherencia. Cada vez que nos enfrentemos al pago de un soborno, debemos tener en cuenta no sólo la ética, sino que hoy no hay nada oculto que no llegue a saberse. ¡Lo que no ha logrado la ética, lo va a lograr al parecer la técnica!
Podemos decir, en resumen, que nos hallamos ante un nuevo ambiente que empodera a los individuos, clientes, inversores, activistas, quienes obligan a las compañías, lo quieran o no, a sumarse a esa nueva sensibilidad anticorrupción que se expande por todas partes a la velocidad de la luz.
Creo que es un escenario ignoto y muy prometedor, una buena tierra sobre la que sembrar. Un ambiente idóneo para cercar a esta lacra tal y como la conocemos, hasta el punto de poder asegurar que corren malos tiempos para la corrupción. Y que, con la colaboración decidida del mundo empresarial, podemos arrinconarla.
josemolina@live.com