IDEAS
Los efectos de la Caravana
En pocos días, la relación entre la administración Trump y los gobiernos del Triángulo Norte ha dado un vuelco, como consecuencia de la “caravana”. Apenas la semana pasada estuvieron todos muy felices y contentos con Pence en Washington y ahora Trump está que se arranca los pelos y ha echado rayos y centellas a través de su cuenta en Twitter. ¿Cómo va a terminar este entuerto? Es una moneda al aire.
Lo que inició como una “caravana” se ha convertido en un éxodo desordenado de varios miles de hondureños en busca del “sueño americano”. Hay sospechas de los objetivos de quienes organizaron inicialmente la “caravana”, que si lo que querían es picar a Trump, que si lo que querían era que esta caravana llegase a la frontera de Estados Unidos justo antes de las elecciones de mitad de período para asegurar la victoria de los demócratas. De que hubo un grupo que inicialmente organizó la “caravana” no me queda duda, la mejor prueba es que aquí en Guatemala capturaron y ya dijeron que “expulsarán” a Honduras a uno de los “dirigentes” de la “Caravana”, un exdiputado del partido de Mel Zelaya. ¿Cuáles hayan sido sus verdaderos motivos? Eso sí difícilmente nos enteraremos.
Lo cierto es que, indistintamente de cuál haya sido el propósito original de los organizadores de la “Caravana”, a la gran mayoría de los participantes les tiene sin cuidado si con su viaje están beneficiando a demócratas, republicanos o quien sabe a quién. Ellos lo que ven es una oportunidad de realizar el viaje de mojados sin tener que pagarle a un coyote. Y al parecer, muchas otras personas ya se percataron de ello, porque conforme pasa el tiempo más personas se están añadiendo, tanto otros grupos de hondureños, como incluso algunos guatemaltecos. Lamentablemente, la mayoría de ellos no están ponderando los riesgos a los que se van a enfrentar, precisamente por ser una travesía tan sui generis.
Luego está la reacción tan fuerte de Trump. Hay que entender que él desde hace tiempo está molesto con el tema de la migración. Según un reportaje publicado esta semana en el Washington Post, en los últimos tres meses se han disparado las capturas de familias en la frontera de Estados Unidos. Solo en septiembre arrestaron 16,658 personas de “núcleos familiares”, que es la mayor cantidad de capturas de ese tipo en la historia y un incremento del 80 por ciento con relación a las de agosto; y al parecer las cifras de octubre serán mayores todavía. Incluso, según el artículo, la relación de Trump con la Secretaria de Seguridad Nacional está muy tensa por el incremento de ilegales. De allí que no debe extrañar los exabruptos de esta semana de Trump. No dudo que en efecto vaya a enviar las tropas de su país a “proteger” la frontera, pero como hasta ellos deben regirse por las leyes de su país, lo más probable es que la emigración continúe, con o sin caravana.
¿Cómo va a terminar esta odisea? No lo podemos saber. Puede ser que algunos logren llegar a Estados Unidos, pero no la mayoría. Éstos probablemente se quedarán varados en México y aquí en Guatemala, especialmente aquellas mamás que van con niños pequeños, lo que en todo caso es mucho mejor a que vayan a tener que ir a exponer sus vidas a las temperaturas extremas del desierto en otoño.
Lo más importante es entender por qué es que las personas se van. Y allí no hay mucha ciencia: se van, principalmente, porque aquí no encuentran oportunidades de mejorar –y en muchos casos de sobrevivir- y tienen la esperanza de que si logran llegar allá, aún a riesgo de su vida, podrán prosperar. Y mientras aquí no existan las condiciones adecuadas para atraer mucha inversión, el éxodo continuará.
Fb/jjliber