CABLE A TIERRA
Los Cocodes no están de adorno
El viernes recién pasado, aprovechando la visita del presidente a Puerto Barrios, por la rehabilitación del aeropuerto, se hizo también la inauguración de la remodelación de la Quinta Avenida, arteria estratégica de esta ciudad, asunto al cual se ha dado seguimiento en esta columna durante los últimos años. Es de reconocer que el alcalde actual sí le cumplió a la comunidad esta demanda que había sido ignorada por varias autoridades ediles anteriores.
El largo proceso que llevó finalmente a este momento debería ser un caso de estudio en la maestría de Administración Pública del Inap y para el Infom, pues como país tenemos el enorme desafío de entender cuáles son los factores, procesos y condiciones que propician que una alianza público-privada (APP) a nivel local sea beneficiosa para todas las partes, y no como ocurre más frecuentemente, que los vecinos ven que quienes se benefician son las empresas y las autoridades de turno, mientras ellos son despojados de sus bienes y recursos naturales, dejándolos, inclusive, en condiciones todavía más precarias que las que vivían previamente. Basta ver lo que pasa en San Marcos en la actualidad, donde las operaciones de minería extractiva que se efectuaron durante más de una década no solo dejaron devastación ambiental, sino que no quedó ni el bosquejo del “desarrollo económico” prometido a la población. Por si fuera poco, ahora las comunidades están más divididas que antes y las alcaldías, sin subsanar la merma de ingresos que antes daban las regalías.
En el caso de Puerto Barrios, quiero destacar uno de los factores que jugó el papel de “fiel de la balanza” para asegurar que la APP que se forjó entre la municipalidad y la Bananera para remodelar la Quinta Avenida fuera de beneficio para todos, y fue la presión ciudadana, organizada, activa y sostenida durante años. Los Cocodes de Puerto Barrios en el área de la Quinta Avenida no están de adorno. Los ciudadanos estuvieron dispuestos a salir de su zona de confort y dar tiempo y luchar para lograr que se diera atención al problema, que se discutiera en el Comude y en el Codede, y que se priorizara la obra en la agenda municipal. Buscaron alianzas estratégicas para multiplicar su voz y realizaron demostraciones pacíficas para exigir que la municipalidad hiciera algo al respecto. ¿Se recordarán ustedes que acamparon sobre la Quinta Avenida, en medio del polvo incesante y el tránsito intenso, para llamar la atención al problema que vivían y exigir una solución efectiva al mismo, no los bacheos y parches que se hicieron por años?
Da pena que su persistencia, veeduría sobre la obra y su capacidad de gestión no fueran reconocidas como factores vitales y constructivos. En la mesa de autoridades que inauguraron la Quinta Avenida estuvieron el presidente y su séquito, el alcalde y el representante de la Bananera, pero ni un solo miembro de los Cocodes que estuvieron activos en el proceso. Primero, ni los habían invitado. Luego, alguien se percató del error y les extendieron invitación. Claro, como espectadores, no como coprotagonistas del esfuerzo y gestores de beneficios colaterales, como la remodelación de la cancha deportiva por parte de la constructora.
¿Qué falta? Terminar como un 20% de la vía —¡había y que aprovechar la visita del presidente para inaugurar!—, rendir cuentas públicas sobre el costo de la obra, las fuentes del financiamiento y el destino específico de los gastos. Sobre todo, confiar en que el alcalde emprenderá de ahora en adelante a una relación más constructiva con los Cocodes de su municipio que lo que alcalde alguno haya hecho con anterioridad en Puerto Barrios.