CATALEJO

López Obrador y sus enemigos internos

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Un viejo dicho señala: “Dios mío, libérame de mis amigos, que de mis enemigos me podré librar yo”. Aplicado al tema de la política, podría señalarse al respecto de la actual situación de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, quien pasó varias elecciones participando de manera insistente, hasta haber logrado un triunfo cuya magnitud no era esperada ni por él mismo. A mi modo de ver, y como toda persona y todo político, tiene factores positivos y otros negativos. El primero positivo es su edad. Ya es una persona lo suficientemente madura como para poder entender las realidades del México de hoy en día, y, en general, de América Latina y del resto del mundo, sobre todo en referencia a los partidos políticos, los motivos reales para tomar decisiones.

En muchos países se ha experimentado con políticos de pelo negro y a veces rubio o pelirrojo. Talvez es correcta la intentona de buscar a alguien con canas. Pienso en el Uruguay de José Mujica, cuya visión era el producto de la experiencia no sólo política, sino de los malos tratos de otros gobiernos. Si se ve el caso de Centroamérica, desde hace décadas no hay presidentes canados y eso puede ser una de las razones de la tragedia actual del istmo. La excepción es El Salvador, cuyo trabajo presidencial, pese a las canas, no tuvo ninguna posibilidad. En países como los nuestros, de altísimo porcentaje de personas menores de 40 años y los resultados permiten pensar en la necesidad de buscar candidatos de mayor edad mínima, como parte de las urgentes reformas electorales.

AMLO tiene entre sus posibles problemas estar demasiado acostumbrado a ser un político de oposición, luchando contra congresos y senados de distinta filiación política. Ahora está adentro, con la más sólida mayoría de la historia política mexicana. A causa de su experiencia personal, existe la posibilidad de tener claro el enorme problema de esa mayoría, pero no es segura una actitud similar en senadores y diputados alcaldes, sobre todo en las poblaciones de mediano o pequeño tamaño. Casi con toda seguridad muchos pensarán en la llegada del momento de la venganza. Por aparte, la evidente relación de los narcos con muchas autoridades de cualquier partido, es otra fuente de serios problemas no solo para el gobierno, federal o estatal, sino para el país y su gran área de influencia.

La libertad política lopezobradoriana tiene una posibilidad de límite: el estrecho control de la oposición, pero también de los ciudadanos a través de las redes sociales, y de la prensa mexicana, en este momento diametralmente diferente a la de las épocas priístas, así como de los medios internacionales de comunicación, información y opinión. No ser el líder para darse cuenta de esto y trasladarlo a los suyos, sólo puede tener como resultado el empeoramiento social, político y económico del país número 15 en el tema de la economía. Es interesante la actitud de su discolísimo vecino del norte, quien se apresuró a felicitar a su colega, talvez como una forma de demostrar respeto a la investidura y a la persona, ausentes con el presidente Peña Nieto.

La corrupción tanto propia como de sus principales colaboradores en cualquier nivel, sería desastrosa. Esa lacra es la causante de los votos en contra de los percibidos como corruptos, séanlo o no. Por todas estas causas, Andrés Manuel López Obrador tiene la obligación de no fallarle a los ciudadanos, sus adversarios y simpatizantes. Decirlo y prometerlo es muy fácil, como hacer promesas sabiendo de la imposibilidad de cumplirlas, otra fuentes de desprestigio. Como ciudadano de un país vecino de la importancia de México, es imposible no desearle suerte, y como expresé antes, esperar el difícil acto de entender el terrible mal causado por partidarios si se desbocan. Los mexicanos hablaron, con claridad y contundencia. Condenaron a muerte a los partidos tradicionales.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.