PLUMA INVITADA

¡Llegó la época linda de adviento!

César Augusto Sagastume

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Al acercase el fin del año 2018 se vuelve a vivir un ambiente especial que nos brinda el último equinoccio, que marca el fin de una circunvalación del planeta alrededor del sol, se vuelve a sentir la belleza de un momento espiritual que  hace sentirnos  más humanos y se trasluce en una hermandad que quisiéramos que perdurara las 8,760 horas que dura ese ciclo, para vivir en una convivencia de paz y armonía.

Una nueva circunvalación del planeta Tierra que termina este 31 de diciembre, que marca un calendario más, el 2019 de la era de Cristo, que se suma a los millones de años de existencia de la Vía Láctea, donde brilla el territorio de Guatemala, con sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades, momento para hacer una reflexión y enmendar los errores cometidos por gobernados y gobernantes, como familia y ciudadanos, para que nos señale el camino correcto para la convivencia pacífica, llena de amor y buenos deseos.

Es el momento propicio para tomar en cuenta la disponibilidad espiritual de la época para ablandar el sentimiento de los que dirigen las naciones, para que sirvan a los más desprotegidos, combatiendo la pobreza de miles de hombres y mujeres que añoran un punto de apoyo, proveyéndolos de oportunidades de trabajo para mejorar la economía familiar con dignidad, que permita erradicar el hambre y la ignorancia, pero que no comprometa su libertad de pensar, elegir y reflexionar con conciencia.

La época de adviento marca nuevamente el nacimiento de Jesucristo como Dios hijo, para dejarnos las enseñanzas sagradas que cada fin de año recordamos, revisamos y que nos obligan a reflexionarlas, pero que casi nunca las aprendemos para mejorar el comportamiento humano porque esos grupos nos han alienado.

Una vez más nos demandan destruir esas lacras sociales que marcan esa dicotomía de poderosos y explotados, dominantes y dominados y además silenciados; en donde el poder y la riqueza marcan a los gobernantes para ser cómplices de la autodestrucción de la especie humana, la patria y el planeta.

Son estas semanas de riqueza espiritual, que demanda una conversión, en las que cada vela que encendamos en la tradicional corona de adviento las escrituras sagradas marcan una reflexión espiritual, momento justo para que los gobernantes se dobleguen ante la divinidad del nacimiento del hijo del Padre, propiciando la convivencia de paz, como suele suceder, cuando los gobernantes y gobernados se manifiestan bondadosos, época que se vuelve fugaz en la cual todo es amor y paz, pero al iniciar el otro ciclo desaparecen.

Ya es tiempo de olvidar la alegría de ese maquillaje, que al pasar la época se vuelve a la realidad vivencial de la envidia, la mentira, el egoísmo y la corrupción y nos invaden nuevamente muchos virus del mal, desafiando a la moral y a la espiritualidad divina.

En esta época de fin de año, el ambiente nos obliga a sentir en nuestro corazón y nos llena de esperanza para comenzar otro ciclo de ilusiones, en el cual se respiren la armonía y el amor; un período lleno de fervor divino y fe en el futuro.

Se debe insistir en que este es el momento para terminar con este círculo vicioso del mal y nos impongamos como reto convertirlo en el círculo virtuoso del bien y del amor que acreciente la fe y nos ilumine por la eternidad, para hacernos más humanos y hacer de Guatemala un mejor país.

checharin.sagas@yahoo.com

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