La increíble levedad de los diputados

Para la mayoría de cosas se toman su tiempo. Al fin, no es una carrera, dicen. Pero no para las reformas. No importa que sea quizá la decisión más importante de sus vidas parlamentarias. No importa. Le quieren dar la misma relevancia —y dedicarle casi la misma cantidad de tiempo— que a la aprobación del día de la Monja Blanca. ¿Es aceptable semejante levedad en los diputados? Para mí es completamente inaceptable —y creo que lo debiera ser para todos los demás—.