PARALELO 30
La agenda de Jimmy
Sin un programa de gobierno y cargado de buenas intenciones, la respuesta a ¿qué hago ahora? que no debe dejar dormir a Jimmy se convierte en una amenaza para la ciudadanía. ¿Cuál es la agenda programática de desarrollo de Guatemala, según FCN-Nación? ¿Tiene una? Las escuetas respuestas del candidato en foros de campaña dejaban muchas dudas. La ciudadanía, al votar por la promesa “ni corrupto ni ladrón”, abre la posibilidad de que la agenda del país no responda a objetivos de bienestar, sino a intereses del sector detrás de la plataforma partidista del FCN-Nación. El error que cometemos siempre.
A pesar de desmentirlo, representantes del ala más radical de los militares conservadores mantienen cercanía con el FCN-Nación. El reportaje de Plaza Pública (Villatoro y Medinilla, 2015) muestra que un tercio de la campaña de Jimmy fue financiado por militares. El reciente escándalo de Óscar Platero es ejemplo de los pasos para institucionalizar el poder que toma el grupo cuasi fascista que piensa ocupar instituciones de Gobierno a partir de enero.
Si Jimmy es solo la figura, el títere de intereses de la ultraderecha conservadora (que se disfraza de libertaria, antiterrorista, capitalista y cristiana), lo que le espera al país es una agenda que moverá las piezas a su favor y en detrimento del bien común. La gran agenda Norteamericana para Guatemala es la opaca y escueta “Alianza para la Prosperidad”. Su objetivo es, en el marco del más grande tratado de libre comercio mundial entre EUA y otros países (el TPP), favorecer a empresas gringas de las economías globales emergentes (China, India). El motivo aparente es evitar la emigración de más hispanos a EUA y promover la inversión estadounidense en Guatemala. Ojalá fuesen empresas intensivas en capital humano, en creatividad, en energía limpia. Más bien son las que buscan expoliar lo poco que le queda de recursos al país. Industrias extractivas, hidroeléctricas, palma africana, maquiladoras, etcétera.
Bajo esos supuestos, la agenda de Jimmy será algo de pan y mucho circo mientras todo eso sucede. Eso sí, “ni corrupto ni ladrón”. Los militares salen ganando, las multinacionales gringas salen ganando, el 1% que concentra la riqueza en el país sale ganando, los exportadores de palma africana y maquiladoras salen ganando y el resto de la población seguirá jugando a la Democracia, distrayéndose con el futbol e hipnotizándose en el Mega-templo. El resto, que no cuenta, seguirá pegando botones en la maquila, cortando caña en el ingenio, protestando en las calles, llorando asesinatos, vendiendo droga en la esquina y creyendo que vivimos en un país libre, soberano e independiente. Si en realidad abogamos por libertad, que se permita emigrar sin barreras, si abogamos por mercados competitivos, que se disuelvan los oligopolios nacionales y se evite la sustitución de estos por oligopolios extranjeros. Si abogamos por paz, que se invierta en la justicia, en la equidad y en capital humano. Si queremos prosperidad, que se proteja la diversidad biológica, ambiental, cultural y social en el país. La libre expresión es de las pocas herramientas que nos quedan para balancear la imposición de la fuerte agenda conservadora que se viene. ¡Defendámosla!