EDITORIAL
Justo homenaje a un visionario
Para quien lo encuentra en la calle resulta ser el prototipo del típico turista estadounidense, pero por su incansable espíritu aventurero y vasto conocimiento arqueológico bien podría comparársele con un personaje de película, al mejor estilo de Indiana Jones, pues desde que llegó a Guatemala, hace casi 40 años, cuando era un joven graduado en Arqueología, ha sido incesante su labor en favor del patrimonio maya de las tierras bajas de Petén. Su trabajo lo ha desarrollado en la cuenca de El Mirador, en donde yace enterrado un enorme tesoro que, según él, podría ser la mayor pirámide del mundo.
Richard Hansen es, de hecho, uno de los mayores expertos en la cultura maya, uno de los más grandes promotores de la investigación y también de los grandes impulsores del turismo arqueológico sostenible con beneficio para las comunidades. De hecho fue uno de los consultores históricos para la realización de la película Apocalypto, de Mel Gibson, la cual, fuera de las críticas, consiguió plasmar indumentarias y edificios con gran apego a lo contenido en estelas, murales y vasijas.
Sin duda, Hansen es uno de los mejores amigos del país y por ello fue homenajeado el pasado jueves en el Palacio Nacional de la Cultura, donde el Gobierno de Guatemala le confirió la Orden del Quetzal en el grado de Gran Cruz, en justo reconocimiento a su prolongada trayectoria al servicio de la cultura, la educación y la conservación del patrimonio prehispánico de los guatemaltecos.
El reconocimiento es por de más justo para quien ha dedicado la mayor parte de su vida profesional al estudio de la civilización maya, pero esencialmente del sitio arqueológico que él considera una invaluable joya, no solo para los guatemaltecos, sino para el mundo, tanto por su dimensión como por su antigüedad, así como por la información que brinda sobre el colapso que sufrió esta milenaria cultura.
Hansen es un visionario que considera a El Mirador como uno de los más grandes tesoros del mundo. Sus estudios sobre ese sitio lo convierten en un mensajero entre el pasado y un futuro que ahora está en manos de los guatemaltecos, pues son quienes lo deben proteger de amenazas como la destrucción del bosque y el saqueo de piezas por parte de los llamados huecheros.
Con sus estudios como director de la Cuenca El Mirador, Hansen ha documentado en múltiples ensayos y libros etapas cruciales como el auge y caída de la civilización maya, pero también ha logrado probar científicamente que esta se había establecido mucho antes de lo que se creía y que de hecho constituyó la primera Ciudad Estado del continente americano, mucho antes incluso que otras culturas del mundo.
Aunque ha recibido varios reconocimientos por su invaluable aporte al estudio de la arqueología guatemalteca, para Hansen el mejor premio sigue siendo la atención y difusión que puedan tener sus descubrimientos en las escuelas del país, a fin de que las futuras generaciones valoren, aprecien y protejan este patrimonio, sobre todo en aquellas comunidades cercanas que bien pueden encontrar una vía de desarrollo a través del ecoturismo.