CATALEJO
Invencible el “ejército” de patojos, cipotes y chamacos
Los patojos, cipotes y chamacos cuya mala suerte los hizo atravesar miles de kilómetros, solo armados del amor de sus padres y a veces de la soledad de la esperanza, al emprender al cada vez más inexistente “sueño americano”, nunca pensaron enfrentarse al país más poderoso del mundo y mucho menos derrotarlo, a través de hacerlo en la figura de su presidente. Pero lo lograron a base de llantos al ser separados de sus padres en la frontera. Recibieron ciertamente un poco de ayuda interna, como fue sobre todo la voz de cuatro madres: Melania Trump, Michelle Obama, Hillary Clinton y Laura Bush, quienes antepusieron sus diferencias políticas y se unieron en su papel de madres y abuelas. La avalancha crítica mundial de todos lados, incluso de aliados, derrumbó la inhumana terquedad.
Fue una guerra relámpago. Ya en Estados Unidos la odiada prensa había comenzado a hacer señalamientos. Ahora Donald Trump se vio obligado a dar marcha atrás, aunque a regañadientes, en su más evidente derrota política hasta ahora. Poco a poco han salido informaciones sobre detalles de los acontecimientos en la frontera, y se supo de niños desaparecidos estando en custodia del gobierno, pero lo peor es el largo tiempo pasado desde el inicio de tal política, solamente llevada al paroxismo por la aplicación de criterios legales sin tomar en cuenta la parte humana. El prestigio del país se vino abajo en base a lo sufrido por los niños y los torpedos terribles de las caricaturas políticas de muchos países localizados en el mundo occidental alguna vez encabezado por Estados Unidos.
La gran duda es saber cuánto tiempo tardará Estados Unidos en recuperar algo del prestigio perdido. Talvez lo acelerará el resultado de las elecciones de medio término de noviembre. Los republicanos ven con terror esos comicios porque son muy grandes las posibilidades internas de perder el control de ambas cámaras. En pocas horas se rajó su postura de ganar a toda costa, de salirse con la suya siempre. Además, ya los países afectados por los aranceles se están uniendo y el voluntarioso mandatario está comenzando a ver los efectos del proteccionismo en un mundo donde el libre comercio es un tema sostenido por los republicanos. Pero es un tema indirectamente relacionado con el de este artículo.
Es imposible no relacionar ahora a Trump con Jimmy Morales, quien el miércoles volvió a arremeter contra sus “noticias falsas”, por cierto haciendo uso de varias de ellas, frente a representantes de la OEA. Utilizando sus años de práctica de voz telenovelística, habló evidentemente con la idea de lograr el aplauso de estas personas, por lo cual debería sugerirle un análisis del público antes de hablar, realmente, con poca madurez. Pero sería perder el tiempo. Ahora usa “fake news” como su colega del norte, en referencia a las informaciones sobre la tragedia del Volcán de Fuego, lo cual fue noticia mundial, aunque para él es falso señalar los ejemplos de poca materia gris al no actuar de inmediato. Su canciller siguió en su apuesta de cuál es la peor declaración.
Jimmy Morales tiene desarrollándose una nueva crisis personal, irónicamente muy fácil de detener con la pronunciación de una de dos palabras de apenas dos letras. Ante los señalamientos de abusos contra jovencitas, debe decir SI, y asumir las consecuencias, o NO y terminar el tema. Pero esta última posibilidad depende de cómo están de avanzadas las acusaciones. Esconder o mentir en esto puede ser el equivalente a los niños y Trump. Clinton lo hizo en su momento. Del mandatario guatemalteco depende emplear la única opción en caso del Sí: una solicitud pública de perdón. El silencio se puede convertir en un nuevo desastre. Lo primero, eso sí, es entender la estulticia de hablar de noticias falsas o exageradas,