EDITORIAL
Indocumentados en su propio país
Miles de guatemaltecos afrontan un drama cercano al de millones de compatriotas residentes de manera irregular en Estados Unidos, al vivir literalmente indocumentados en su propio territorio, por no contar con el Documento Personal de Identificación (DPI), lo cual los coloca en un limbo legal que les imposibilita efectuar otros trámites vitales.
La ineficiencia en las oficinas públicas ha sido proverbial en Guatemala, pero lo que ocurre en la actualidad en el Registro Nacional de las Personas rebasa cualquier límite, pues día a día aumentan las personas que se suman a un penoso trámite que debería ser cuestión de uno o dos días, pero aquí puede demorar meses de penosa espera, con las consecuentes incomodidades y gastos para los interesados.
La crisis que atraviesa el Renap nunca debió llegar a su estado actual, porque las diferencias entre el ente estatal y la empresa proveedora de las tarjetas venía incubándose desde hacía varios meses, pero lejos de empezar a trabajar en una transición poco traumática, las situaciones se fueron complicando hasta llegar a un desenlace poco afortunado.
Solo así se explica que haya transcurrido tanto tiempo sin que se tomaran las medidas necesarias para hacer un relevo que no tuviera mayores consecuencias para los usuarios, pero no fue así y ahora la emisión del DPI está virtualmente paralizada, pues el ritmo de emisión de documentos es mucho menor al requerido.
Tener a más de medio millón de personas sin un documento de identificación, cifra que crece cada día, es una muestra de negligencia e irresponsabilidad, pues tan sabido era lo de la finalización del contrato que se llegó al inconcebible extremo de empezar a imprimir documentos por decenas y no por miles, como ocurría meses antes.
Ese tiempo ganado tampoco permitió que los responsables del Renap tomaran las debidas medidas y nunca lograran asumir la tarea y llegaran al ridículo de frenar la impresión del último centenar de documentos para no llegar al fatídico momento de asumir una tarea que ahora es mucho más complicada, pues el equipo impresor se someterá a pruebas para determinar si las nuevas tarjetas son compatibles con esa tecnología y esto requerirá de al menos 30 días.
Es inconcebible que un servicio tan crucial para los guatemaltecos esté virtualmente paralizado y ello repercuta directamente en miles de personas que hoy legalmente no existen y que no pueden hacer trámites bancarios, obtener un empleo o gestionar un pasaporte, por carecer de ese documento, y es lamentable que tampoco existan garantías de que la problemática se corregirá, pues apenas iniciarán las pruebas.
Es probable que el Renap demore un buen tiempo en normalizar la situación, y en todo caso, si eso se logra, tardará varios meses en recuperar el tiempo perdido para actualizarse, pero mientras tanto, ha ocasionado un daño irreparable a miles de ciudadanos a quienes se les negó el derecho a la identidad y con ello también se habrá ratificado que esa oficina es en la actualidad el peor referente de servicio público.