El mundo a veces pareciera estar de cabeza. Fuertes lluvias en el territorio guatemalteco, grandes inundaciones en Texas por el huracán Harvey y ahora nuevas amenazas para Louisiana y el Golfo de México con la tormenta Lidia. Todo sucediendo al mismo tiempo. Yo viví en Houston mi adolescencia y me siento muy consternada por los más de  40 muertos y cien mil hogares en las ruinas por el paso del huracán Harvey.

Comentaristas por televisión y radio se quedan únicamente hablando del peligro de los productos tóxicos que se están derramando, o de los caimanes en las casas o de los damnificados y la gran labor de los socorristas o de la solidaridad entre personas, pero no hablan del cambio climático. ¿Podría ser porque el presidente Trump ha prohibido utilizar ese término en su país?

Algo anda mal. La Universidad de Wisconsin determinó que la inundación que Harvey provocó solo ocurre cada mil años. Sin embargo, el investigador Shane Hubbard dijo al Washington Post que nunca se había registrado algo semejante. Los últimos huracanes y tormentas han sido exponenciales pero fueron tratados simplemente como fenómenos naturales sin serlo. Lo más grave es que estos supuestos “fenómenos” ahora cada vez vienen con mayor fuerza e intensidad y ya no son simples huracanes, sino megahuracanes. ¿Por qué?

Hace más de 20 años los científicos dieron la voz de alarma de que estábamos perdiendo el balance entre la temperatura y la humedad de nuestra atmósfera, pero no supimos escuchar. Sin embargo, hay otra teoría que dice que el cambio climático no solo viene del exceso del combustible fósil, sino también de otros experimentos utilizados para manipular el clima que pudieron haber contribuído.

Los científicos han estado investigando estos fenómenos que podrían estar relacionados con un experimento conocido como HAARP, que es un proyecto de Investigación Activa de Alta Frecuencia Aurora, en la transmisión de energía. Las antenas HAARP se originaron en Alaska y quizás hoy sirvan para modificar el clima alrededor del mundo. Por manipular a la madre naturaleza, podrían estar provocando estas tormentas bestiales, intensificando la fuerza de la tormenta Harvey. ¿Para qué?

De hecho, hay un grupo de investigadores que aseguran que la razón por la que el cambio climático se ha disparado en las últimas décadas no viene únicamente de la quema de combustibles fósiles —aunque fuese su principal fuente—, sino de la manipulación de la atmósfera, que también viene a modificar el clima y, por ende, los efectos que estamos viviendo. Aducen que son altas frecuencias de radio que son lanzadas a la ionosfera y rebotan en la tierra y en el mar, y con ello están creando enormes antenas virtuales de baja frecuencia (ELF).

Se asume que el experimento pueda ser una potente arma a ser utilizada en la guerra y así ocasionarle graves consecuencias al enemigo. Pero es insólito pensar que usaran el arma en sí mismos.

¿Se les salió algo de las manos? O solo estamos viendo el producto del exceso de CO2 en la atmósfera, que calienta los mares y produce estas megatormentas?

Pareciera salido de una película de terror cuando por Texas la zona está devastada, dejando desolación, mientras que en Guatemala ocurre lo mismo con nuestras lluvias, y ahora se desata otra tormenta en el Golfo de México. Todo en forma simultánea. ¿Será el experimento HAARP junto al CO2 en la atmósfera? Ojalá hubiese un despertar para que el presidente Trump pueda analizar a fondo este desastre junto a las ramificaciones de HARRP y empiece a creer que el cambio climático es una realidad para actuar a tiempo.

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