CON NOMBRE PROPIO
Hoy hace 23 años
Jorge Serrano Elías ganó la presidencia en elecciones libres, venció a Jorge Carpio Nicolle y dio la sorpresa. Pasó a la historia, el poder le fue traspasado por Vinicio Cerezo y por primera vez en el siglo XX un civil entregó la presidencia a otro civil en paz. Un abogado a un ingeniero. Luces de esperanza se encendían.
En la primera vuelta electoral había competido el Partido Socialista Democrático con Mario Solórzano como candidato, esa inclusión sentaba precedentes en un país cargado de intolerancia y donde esbozar un discurso de izquierda era (y para muchos es) sinónimo de comunista e insurgente. Vinicio Cerezo y su partido Democracia Cristiana tuvo que sortear intentos de golpes de Estado, si no hubiera sido por su ministro de la Defensa, Héctor Alejandro Gramajo, el experimento democrático hubiera caído. Con Vinicio Cerezo muchos exilados retornaron y sin lugar a dudas se empezaba a armar un nuevo escenario de pluralismo y participación social. El gobierno democristiano había enarbolado una bandera de centro izquierda y Jorge Serrano llegaba como de centro derecha, habiendo prometido sentarse con la guerrilla y negociar la paz.
El poder emborracha y cuando en democracia se gobierna sin ser democrático, sin lugar a dudas las tentaciones autoritarias llegan. El primer gran error de Jorge Serrano fue promover la sustitución total de una Corte Suprema de Justicia integrada por verdaderos juristas como lo eran, por citar a algunos, Edmundo Vásquez Martínez (quien la presidía), Marco Tulio Molina Abril, Marta Lupe Meneses de Jáuregui y Ángel Valle Girón por una nueva Corte presidida, nada menos, que por un diputado y exministro de Gobernación, un político partidista con poder como lo era Juan José Rodil, quien se hizo acompañar, salvo honrosas excepciones, de sus huestes incondicionales.
En el Congreso la corrupción se engalanaba y en vez de denunciarla Serrano negoció con ella, se hartó y llegó al extremo de situaciones extorsivas. No se jugaba política sino se fundaban fortunas particulares con el tesoro público.
De un plumazo, Jorge Serrano, como buen autoritario y nada democrático, por consejo de algún abogado güizache señaló que como la Constitución no pierde vigencia por razones de fuerza, disolvía la Corte Suprema de Justicia, la de Constitucionalidad y al procurador de los Derechos Humanos, le pedía al TSE convocar a consulta popular sin garantías para legitimarse. Sacó los tanques, tiró lacrimógenas, integró su corte suprema, censuró a la prensa e incluso este matutito no pudo salir de sus talleres, Siglo XXI salió como Siglo XIV y sus páginas en blanco y negro se recuerdan como algo épico.
Los hombres de Derecho solo tienen su pluma y su intelecto frente el abuso, así fue como hoy, hace 23 años, Epaminondas González Dubón (presidente de la Corte de Constitucionalidad), junto a Jorge Mario García Laguardia, Adolfo González Rodas, Gabriel Larios Ochaita, Carlos Enrique Reynoso Gil, Rodolfo Rohrmoser Valdeavellano y Ramiro López Nimatuj firmaron una sentencia que declaró inconstitucional lo hecho desde la Presidencia y frustraron los deseos del usurpador, quien sin lugar a dudas quería quedarse como “Presidente” por mucho tiempo. Esa sentencia y sus dos resoluciones posteriores, una de las cuales le ordenaba al Ejército hacer cumplir lo resuelto, están talladas en oro en la historia constitucional latinoamericana. Como vivimos en un país en donde se oye al golpista a 23 años de su intento y no se recuerda a quienes hicieron prevalecer el Derecho, van estas líneas para ayudar a ubicarnos y desechar los cantos de dictador que a veces pululan desde Panamá.
@Alex_balsells