HOMO ECONOMICUSNo se sienta mal
La caridad es una de las mas maravillosas virtudes que el ser humano puede practicar. Por ello, debemos practicarla con orgullo y no como consecuencia de un sentimiento de culpa que se nos quiera inducir. Uno de esos enfoques es el que se deriva de la siguiente frase: ?debemos devolver a la sociedad algo de lo mucho que hemos recibido de ella, por lo tanto, debemos efectuar donaciones a las diferentes instituciones de caridad que existen?.
Si usted es una persona que trabaja honradamente, paga sus impuestos y no comete delitos usted no debe sentir remordimiento alguno por ser una persona que ha prosperado. Inclusive si ha llegado a prosperar más que la mayoría de sus conciudadanos. Tampoco debe sentir remordimientos ya que usted no le debe (moralmente) nada a nadie. Por lo tanto, usted no tiene que devolverle nada a nadie ya que no ha tomado, ilegítimamente, nada de nadie.
Cuando las personas se comportan dentro de las normas sociales, no pueden prosperar de manera individual. Cada uno de nosotros ha sido capaz de progresar materialmente gracias a que con nuestro trabajo hemos colaborado para que el resto de nuestros conciudadanos también prosperen.
Es falso y es mentira que aquellos que se comportan de esa manera progresen a costa de otras personas. Solamente los zánganos sociales pueden mejorar a costa del resto de la sociedad.
El ferretero que vende herramientas debe su prosperidad al valioso servicio que ha prestado para que otras personas también puedan realizar diversos trabajos. ¿Quién le debe qué a quién? ¿Le debe el plomero al ferretero que con su herramienta pudo componer un lavamanos y llevar alimentos a su hogar?
¿No le debe algo el ferretero que sin la compra del plomero el primero hubiera sido quien no hubiera podido llevar alimentos a su hogar? La respuesta es sencilla. No se deben nada entre ambos. La colaboración que los dos realizaron mediante la compra y venta cancela las obligaciones mutuas.
Gracias a ese intercambio libre y voluntario ambos pudieron prosperar. El proceso de cooperación social beneficia a todos los involucrados. No quedan deudas pendientes.
Por ello, la caridad debe ser un acto de legítima solidaridad con los demás. Un acto voluntario y libre. No un acto impulsado por un sentimiento de culpa. Peor aún, inspirado en una culpa que no existe. Las personas que siguen las normas sociales de convivencia no quedan en deuda con la sociedad porque toda la sociedad ha prosperado gracias a su trabajo; incluyéndolo a usted y su familia.
La próxima vez que alguien le insinúe que usted tiene una deuda con la sociedad y que debe ?devolver? algo de lo que supuestamente ha tomado de ella recuerde que no es así. Y mientras ese momento llega, siga practicando sin sentimiento de culpa la virtud de la caridad y siga trabajando honradamente.