HOMO ECONOMICUSLa despedida del año

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

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Fue la última decisión en materia económica del Gobierno y, para variar, tenía que ser una que va en la dirección equivocada… La semana pasada el Gobierno decidió aumentar los impuestos de importación de diversos productos.

El mismo presidente Portillo declaró recientemente que uno de los ?grandes logros? de su gobierno había sido la apertura comercial. Ahora, vuelve a cerrar la economía al comercio exterior.

La intención, por ejemplo, de incrementar el impuesto de importación al maíz era comentada.

La reciente decisión de la Corte de Constitucionalidad de bajar los impuestos a la distribución de combustibles les dio la excusa perfecta.

El Gobierno puso un nuevo aumento al impuesto de importación de las gasolinas (para recuperar los fondos perdidos), y aumentaron también los impuestos al arroz, la harina, el maíz y el trigo, entre otros.

De acuerdo con las publicaciones de prensa, el impuesto del trigo aumentó del 2% al 5% (un aumento de 150%).

El impuesto de importación al maíz amarillo pasó de 5% a 25% (un aumento del 400%).

El arroz pasó de 0% a 30%, y la harina, de 0% a 15%. Estos aumentos tienen un fin específico: encarecer los productos importados, con el propósito de ?proteger? su producción nacional.

Dicho incremento tiene otras consecuencias: el encarecimiento de los bienes que usan esas materias primas. Por lo tanto, el consumidor final será quien pague los platos rotos.

Por supuesto que las declaraciones de los funcionarios no se hicieron esperar. Ahora resulta que ?los precios no tienen por qué cambiar?.

Vaya muestra de hipocresía. Los guatemaltecos debemos entender que en la medida en que nuestro país se cierre al comercio exterior, en esa medida vamos a tener menos opciones y las opciones que vayan quedando serán de menor calidad o de mayor costo.

En un país en donde se ha visto a los habitantes morir de hambre ¿cómo se justifica encarecer los alimentos? Cómo se nota que los funcionarios públicos están desconectados de la realidad de los guatemaltecos más pobres.

Así que la historia proteccionista se repite. Estando cerca las elecciones, el Gobierno le apuesta a que se podrá congraciar con los productores locales para obtener el favor de sus votos.

Por otra parte, le apuesta a que el disgusto que provocará entre los consumidores podrá ser desviado mediante el discurso de la lucha de clases.

Los ?empresarios explotadores? serán los culpables de continuar ?sangrando? al guatemalteco. Atrás quedarán los titulares de prensa que delatan al Gobierno y sus equivocaciones económicas por el encarecimiento de los bienes.

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