EDITORIAL

Falacias a favor de la impunidad

Los recursos de amparo espurios y las recusaciones sin fundamento contra los jueces son el artero recurso de numerosos abogados y sindicados de delitos para intentar frenar antejuicios, entorpecer el avance de investigaciones o bloquear la progresión lógica de un proceso judicial, con el objeto de atrasar el curso de las deliberaciones y los veredictos.

Tales defensores y acusados intentan justificar sus maniobras gracias a discursos ajenos y contrarios a los valores y procedimientos del Derecho. Esto evidencia que probablemente no entienden o no quieren entender qué son las falacias; es decir, aquellos argumentos inválidos usados para causar impacto pero que por ser engañosos y fraudulentos carecen de legítima construcción lógica. Entre ellas se cuenta la falsa apelación a la autoridad, las generalizaciones imperfectas o salirse por la tangente. Esto consiste en traer a colación asuntos que nada tienen que ver con la discusión, precisamente a falta de fundamentos verdaderos.

Ayer, al inicio de la etapa intermedia en el caso por corrupción conocido como La Línea, el abogado César Calderón, defensor del expresidente Otto Pérez Molina, intentó frenar el avance del proceso mediante la recusación del juez Miguel Ángel Gálvez, a quien señaló de supuestamente haber externado opinión y también porque el juzgador había sido designado Personaje del Año por Prensa Libre, por lo que, según ese abogado, pierde imparcialidad al frente de la judicatura.

La intervención de Calderón y sus afirmaciones son desafortunadas porque su pretensión leguleya poco tiene que ver con el debido proceso y más bien se coloca en la categoría de abogados que pretenden invalidar una audiencia con alegatos característicos de un inexperto y de una persona incapaz de entender la separación entre la función periodística de la administración de justicia.

Es evidente que tal estrategia busca entorpecer la marcha de un proceso crucial para el fortalecimiento del estado de Derecho y por eso es desafortunada su intención de relacionar un reconocimiento cívico con una intención de manipulación. Cuando un periódico como Prensa Libre exalta el perfil de un guatemalteco como el juez Gálvez, lo hace por la convicción de que su trayectoria es un modelo de corrección y transparencia, por lo cual es sólida su imagen de imparcialidad, así como su capacidad para aplicar la ley sin sesgos.

Consecuente con esos valores, el juez Gálvez jamás ha emitido valoración alguna sobre cualquiera de los casos a su cargo al momento de ser reconocido y de hecho es uno de los jueces más cautos a la hora de expresarse sobre cualquier tema. Evita abordar asuntos que pudieran representar, implicar o aún sugerir conflicto de intereses.

En cambio, cuando se escuchan señalamientos falaces como los de Calderón es fácil pensar que tal estrategia solo pretende prolongar la impunidad y amedrentar al sistema y a la Prensa. Prensa Libre rechaza de manera clara y enfática las afirmaciones hechas por el defensor del expresidente Pérez Molina, por ser falsas y constituir una afrenta al sistema de justicia y a la práctica de un periodismo independiente.

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