PLUMA INVITADA
¡Es hora de reconstruir la Nación!
Ya suenan los tambores de victoria o derrota y principian la danzas de hombre y mujeres que juegan política con la dignidad del pueblo, político corrupto que algunos llaman protervo, venal, licencioso, pervertido y cuantos más apelativos, caracterizándose por ofrecer servirle al pueblo y termina sirviéndose de él. Estos son los malos que abundan en esa danza, pero debe haber buenos y es el momento de escogerlos, que seguro hay, pero no toquemos los mismos tambores y vayamos al ritmo de la danza de los malvados, porque seremos derrotados una vez más. Nuestra generación tiene la obligación de enmendar y reencontrar el camino que prepare y reconstruya la Nación, para descansar tranquilos después de la vida; multipliquemos el mensaje de ser conscientes de borrar lo malo y los que hicieron mal, volvamos a empezar, olvidando el fanatismo por alguien que no conocemos, y si de verdad queremos que se cambie el rumbo, démonos una mirada al interno y hagamos un cambio del mal al bien, manejando el principio de que si se cambian las partes también cambiará el todo.
Es momento de perseverar en el bien. No es fácil, porque el mal nos ha invadido, pero hay que continuar insistiendo, y si nos cansamos, hay que descansar y seguir insistiendo, porque es de cobardes rendirse en el intento de reconstruir la patria.
Así como imaginamos un mejor futuro personal, podemos proyectar el futuro de nuestra sociedad. Esta es una actitud y entonces podremos afirmar que seleccionando a los buenos ciudadanos y probos en la práctica de la democracia plena se compromete a salir del bache de la podredumbre. Se debe tener una visión de futuro próspero, porque es nuestra responsabilidad, haciéndonos partícipes, críticos constructivos, deliberativos y congruentes en nuestros actos y ser conscientes de cumplir con los derechos y deberes ciudadanos. Esto lleva una responsabilidad individual que trasciende con la colectividad social.
Cuando los tambores del movimiento político suenan en la danza de “personalidades” que solo han querido enquistarse en el Estado para sacar provecho, incluyendo a los miembros familiares, enarbolando el estandarte del nepotismo, en donde han cooptado los poderes del Estado, que pretenden nuevamente ser los nuevos gobernantes, vale la pena que el pueblo principie a jugar su rol de ciudadanos, los distintos grupos sociales, étnicos y académicos principien a detectar a los buenos, para cumplir con la responsabilidad de elegir, omitiendo intereses, ya sea por obtener cargos importantes o porque se cobren el favor de haber invertido para alcanzar intereses personales, olvidándose de los intereses del soberano pueblo.
Esa actitud de ciudadanía debe hacerse florecer en la antesala de los eventos electorales, haciéndose una introspección personal y visualizando al interno para lograr el cambio personal que provoque el cambio social. El sector Educación debe jugar su papel protagónico de formar una nueva generación, principiando a irradiar ciudadanía, en todos sus niveles y con mayor énfasis la Educación Superior, en donde participen la universidad estatal y todas las privadas, incorporando ejes transversales de formación ciudadana mediante centros de interés educativo, para que el grueso de estudiantes tomen conciencia de elegir y ser electos y se conviertan en multiplicadores para elegir a los más aptos. Es también responsabilidad de la iniciativa privada trabajar para formar ciudadanía, aprovechando los recursos económicos que han otorgado al llamado “financiamiento electoral ilícito”, olvidándose de los intereses mezquinos.