BIEN PÚBLICO
Emancipación y muerte arbitraria
A lo largo de la historia algunos han cargado en su espalda la pesada posibilidad de ser asesinados por su trabajo, sus ideas o sus convicciones: defensores de derechos humanos, del territorio y los recursos naturales, líderes campesinos y sociales, políticos que ejercen su trabajo con dignidad, empresarios honestos, trabajadores y universitarios que luchan por elevar el bienestar social, e incluso, aquellos que simplemente hartos de sentirse impotentes se atreven a ser los primeros en abanderar la indignación colectiva y el hartazgo frente a la opresión de la codicia.
Frente a cualquier intento de emancipación, los dominadores, los dictadores del invierno contra la primavera, tienen muchas respuestas: gobernantes-títeres que replican sus mensajes y prostituyen lo público; medios de comunicación que difunden una narrativa contraria a la democracia y al disentimiento; universidades y centros de investigación fundamentalistas que recalcan el carácter idílico del mercado y el individualismo como respuesta a los males sociales. Pero, si todo esto no sofoca los fuegos de la emancipación, entonces recurren a ejércitos, públicos o privados, que emprenden campañas de terror y violencia contra la población en general, o hacia aquellos que osan contradecir el mensaje dominante y proponer una alternativa.
"Todos los ciudadanos debemos rechazar la muerte arbitraria de adversarios ideológicos".-
Juana también participaba en el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), una organización que en los últimos meses ha sufrido una ola de asesinatos: seis, entre mayo y julio. Toca reconocer que la violencia contra Codeca es selectiva y dejó de ser verbal y narrativa —llevamos años escuchando que roban energía sin que esto se compruebe en los tribunales— para pasar a lo físico. Hasta el momento la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) en Guatemala, Norma Torres y otros 28 congresistas estadounidenses, han expresado su preocupación por estos ataques. En Guatemala, la Procuraduría de Derechos Humanos ha repudiado estos asesinatos, y ha exigido al Ministerio Público investigar, identificar y enjuiciar a los autores materiales e intelectuales de estos hechos. Mientras tanto, Jimmy Morales, que en mayo lanzó sus diatribas contra Codeca hoy se disfraza de soldado, y el sector empresarial organizado no se ha pronunciado al respecto de esta violencia selectiva.
Podemos estar a favor o en contra de las proclamas del MLP y de las acciones de Codeca —así se construye la democracia—, pero todos los ciudadanos debemos rechazar la muerte arbitraria de adversarios ideológicos. De lo contrario, estamos destinados a volver a caminar por la dolorosa senda de la guerra civil.