Últimamente, desde mayo del 2015, en la República de Corea se ha estado investigando un brote de Mers, que es el mayor brote conocido fuera de la península arábiga. Este síndrome se le conoce como Mers (el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio); es una enfermedad infecciosa provocada por el virus Mers-CoV del género Coronavirus, el cual fue identificado por primera vez en el 2012 en Arabia Saudita.

La infección por el virus se manifiesta como enfermedad neumónica aguda que provoca fiebre, tos, neumonía, dificultad respiratoria, afección renal hasta llegar a una fase de alta mortalidad.

Un pequeño porcentaje de las personas afectadas por este virus presentan padecimiento respiratorio de carácter leve. Casi todos los pacientes con infección por el virus se han contagiado en los países de la península arábiga o sus proximidades. Se conoce que las secreciones nasales de los camellos son transmisores de la enfermedad, y parece ser que ciertas especies de murciélago son reservorio del virus, aunque algunos contagios se han producido por contacto directo o cercano a personas infectadas.

Este virus es muy similar al virus causante del Sars (Síndrome Agudo Respiratorio Severo) que ocasionó varias muertes en China y puso a las autoridades sanitarias en alerta roja.

El virus del síndrome Mers proviene según los estudios de secreciones de animales como camellos y murciélagos; la transmisión de persona a persona es rara. Sin embargo, casos nuevos están apareciendo en Corea, donde no existen camellos y las enfermedades trasmitidas de animales al hombre conocidas como zoonóticas no tienen explicación muy clara de cómo pueden ocurrir. Además, el virus del Sars y Mers son muy semejantes, lo que indica que Mers podrá ser un microbio resultante y con características ocultas que sorprenden a cualquier los científico.

Este tipo de contagios respiratorios están apareciendo últimamente como resultado de probables mutaciones que ocurren en los virus o bien misteriosamente por situaciones aún no aprendidas. Por eso es muy importante, que cualquier país posea un laboratorio para la identificación de los agentes infecciosos autóctonos; como es el caso del CDC (Center Disease Control) en los Estados Unidos.

Los virus viajan en el aire a través de corrientes de los vientos, como la reciente arena proveniente del desierto del Sahara, la cual podría contener microorganismos insospechados. Así podemos tener también virus que llegan al país por vientos polares y causar brotes pequeños o grandes de enfermedades respiratorias.

El cambio climático y todos los manejos genéticos que estamos efectuando en el mundo, en el futuro nos podrán acarrear males imprevistos que podrían alterar la existencia biológica e incluso la integridad del ser humano.

Por tal motivo, los gobiernos de las naciones poderosas deben poner un alto a los daños provocados a la diversidad ecológica del planeta.

Exdirector de la Escuela de Química Biológica de la Universidad de San Carlos y exjefe de Laboratorios del IGSS