REGISTRO AKÁSICO
El vecino prepara una fiesta apoteósica
Es una ola. Se levanta fuerte, pronta a estallar en la playa. Acumula la fuerza del pueblo mexicano. Es la corriente irresistible de Andrés Manuel López Obrador. Cuenta con el 43% de la simpatía popular. Anuncia que representa al juarismo, al cardenismo, en suma, a lo mejor de México. La alegría y la esperanza por el cambio, se advierte. La crispación se mezcla con la esperanza de concretar al nuevo gobierno. Se aguarda el momento que precede a la celebración del triunfo, la alegría contenida a la espera del resultado electoral.
Las concentraciones de AMLO, abreviatura del candidato, están llenas de fervor nacional. El cariño se desborda entre los seguidores, todo prepara la victoria. Se manifiesta la grandeza nacional segura de enfrentar los desafíos. No necesita de ofender a nadie, ni tomar posición en contra. Se trata de afirmar la fortaleza de su gente, la riqueza de su territorio y la voluntad de vivir en paz.
La presidencia de Trump se ha caracterizado por la agresión verbal contra su vecino. Ha conseguido revertir años de convencimiento para aceptar la formación de un bloque económico en Norteamérica. Durante varios años, se persuadió a la población mexicana de cesar cualquier animadversión hacia la cultura wasp. Se dibujaba un futuro de integración económica compartida. Una homogenización de las condiciones de trabajo, productividad y seguridad social.
Pero las arengas donde se ordenaba a México pagar el muro fronterizo, acusar a sus ciudadanos de violadores y de robarse los trabajos de los poco productivos trabajadores industriales gringos, consiguieron la adición que necesitaba la izquierda mexicana. No debe convencer a nadie, basta recordar el sentido de decencia y el orgullo de pertenecer a una nación que ha sorteado muchas agresiones internacionales para conseguir la voluntad de afirmar su destino exitoso. En consecuencia cabe esperar el triunfo de AMLO, como respuesta histórica.
No es una perogrullada afirmar que la federación mexicana no alcanza a Centroamérica. No obstante, aumenta la influencia de los acontecimientos sociopolíticos mexicanos. Por dicha razón, conviene prestar atención a determinadas áreas de política exterior.
1) ¿Aceptará el futuro gobierno federal incrementar el control de la migración indocumentada centroamericana? Aún si Trump no continuara en la Casa Blanca, la tendencia a endurecer el control migratorio de centroamericanos disminuye la efectividad de los derechos humanos. En consecuencia, mantener restricciones ahonda diferencias y aleja a las poblaciones.
2) ¿Mantendrá AMLO, aranceles y oposición a bienes producidos en Centroamérica? Perpetuar el desbalance comercial a favor de México, solo contribuye a impedimentos aduanales y contrabando. Crecimiento de la mafia fronteriza ligada al narcotráfico y otros giros negros. Revertir años de prepotencia en el control fronterizo no será fácil.
3) Se otorgará un trato respetuoso pero privilegiado con Centroamérica y en especial Guatemala. ¿Cabe esperar un mayor intercambio educativo, cultural y social? O, por el contrario, se continuará con la centralización en sendas cancillerías de toda relación bilateral sin reconocer la asimetría. Incrementar el número de funcionarios diplomáticos sin criterios de reciprocidad, conlleva riesgos.
Como se indica, el lado activo se sitúa en México. Nuestro país está condenado a graves deficiencias en la relación con los vecinos. Cualquier guardalmacén llega a viceministro, solo faltan los bachilleres. No se tiene idea de la estatura geopolítica del país, solo engreimiento de improvisados e ignorantes.
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