Repito una frase que he usado con anterioridad: la voz del pueblo es la voz de Dios… excepto cuando vota en contra de lo que queremos. Esto es aplicable a resultados de votaciones importantes que se han realizado este año; el Brexit, el NO en Colombia y el triunfo de Trump. En el caso del Brexit y Trump, los medios, analistas, intelectuales y elitistas, no se cansan de subrayar que ganó el voto de la gente con poca educación, reaccionaria, ultranacionalista, ultraderechista, machista, homofóbica, racista y xenófoba. Al parecer estos adjetivos serían aplicables a la mitad de la población adulta votante en Gran Bretaña y Estados Unidos.

Trump, tachado de populista, no ofreció regalar nada, excepto guarderías para las mujeres que trabajan. Hillary en cambio, no es populista, pero ofrecía ampliar los beneficios del estado benefactor, aumentar el salario mínimo para atraer el voto obrero, legalizar a los migrantes ilegales para seducir al voto latino y educación universitaria “sin deuda” para captar el voto de los jóvenes. La gente se dio cuenta.

Hillary contó con el apoyo de todo el set progre de Hollywood; multimillonarios de izquierda chic. Miley Cyrus, Jay Z y De Niro creen tener un poder para formar opinión, que no tienen. A la gente le puede gustar como canta Beyoncé, sin estar de acuerdo con sus opiniones políticas, o creerse el cuento de que es progre mientras viaja en jet privado y gasta en un vestido de US$100 mil. Trump llenaba las arenas con 25 mil personas que lo llegaban a ver a él, Hillary solo llenaba las butacas si cantaba alguna superestrella. La gente se dio cuenta.

No cabe duda que Trump dijo muchos disparates, pero también es un hombre de paja. La falacia del hombre de paja consiste en malinterpretar lo dicho por alguien y luego atacar ese argumento malinterpretado. Trump declaró que los Estados Unidos debieran dejar de interferir tanto en los asuntos de otros países para imponer la democracia. Esto pronto se interpretó por CNN y demás medios como que Trump estaría en contra de los derechos humanos.

Los medios de comunicación, por un factor de 10 a 1, dieron una cátedra de lo que no es periodismo informativo objetivo y se dedicaron descaradamente a favorecer a Hillary. El New York Times, Washington Post, CNN, las cadenas ABC, NBC, CBS, Univisión, Jorge Ramos y el resto de la prensa influyente, con excepción de FoxNews, decidieron que Trump era inaceptable y abandonaron toda pretensión de imparcialidad. La gente se dio cuenta.

Podemos estar o no a favor de la libre migración. Mi opinión es que estoy a favor de la libre migración, pero creo que el estado benefactor y la libertad de migrar, son incompatibles. Las personas tienden a migrar a los países donde son mayores los beneficios que otorgan los gobiernos. El hecho es que muchos migrantes han ingresado y permanecen en los EE. UU. de manera ilegal; han violado la ley. Migran a Estados Unidos en busca de oportunidad y lo que ofrece el estado de derecho. Paradójicamente, se demoniza al candidato que exige que se cumplan las leyes de su país y se favorece a la candidata que, para ganar votos, dice que la ley no importa.

No simpatizo con Trump, pero es un mal menor que Hillary. Creo que la histeria colectiva sobre Trump está sobredimensionada, por mucho. La institucionalidad de los Estados Unidos es suficientemente fuerte, con contrapesos robustos, para ponerle freno a lo que esté muy alejado del centro. Tendrá que ceder, negociar y atenuar sus posiciones. No es el fin del mundo.

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