TIERRA NUESTRA
El tiempo está a favor de los pequeños
El próximo proceso electoral deberá convertirse en esa puerta que, al abrirse, nos permita el paso hacia una Guatemala más justa y democrática, hacia un modelo económico más humano y equitativo, hacia la concreción de esa esperanza tan anhelada que se nos hizo lejana por tantos años. Las condiciones políticas serán diferentes. Todos los partidos tendrán un límite para la inversión propagandística. Esa inversión además deberá ser fiscalizada por instancias nacionales e internacionales. A pesar del aberrante blindaje que pretenden los diputados comprometidos con la corrupción referente al financiamiento ilícito, el mismo dejó de ser el preámbulo para la negociación oscura y la impunidad. Quienes lo practicaron deben haber aprendido la lección, han sido ligados a procesos penales. En otros términos, en cuanto a recursos económicos y espacios propagandísticos, todos los partidos estarán sujetos a las mismas condiciones.
Varios partidos que cometieron el pecado original de ser creados para saquear los recursos públicos, han sido y serán cancelados. Súmese a ello que miembros de esa partidocracia corrupta deberán responder ante la justicia por diversas acciones ilícitas. Los escuálidos partidos electoreros que restan, esos que cambian de logo y nombre como un bufón se cambia de zapatos, carecen de liderazgo, están desacreditados y nuestro pueblo los conoce bien. Por tanto, la igualdad de condiciones para disputar los puestos públicos en las próximas elecciones y la desarticulación de la partidocracia corrupta tradicional, habilitan uno de los espacios históricos más valiosos para las fuerzas sociales progresistas y democráticas, que deberán encontrar vehículos idóneos para conquistar la presidencia de la república, la mayoría de las curules parlamentarias y las municipalidades del país.
Esa gran alianza políticosocial tiene como requisito básico, el surgimiento de un nuevo liderazgo político, experimentado, comprometido, científicamente formado y valiente, para enfrentar el desafío de ganar las elecciones y gobernar un país gravemente afectado por la pobreza, la paralización de la economía, una infraestructura destruida y un rezago en los índices socioeconómicos jamás imaginado. Ganar las elecciones será lo más fácil, gobernar un país herido por tanta injusticia, corrupción e incapacidad gubernativa, será lo verdaderamente difícil. Para ello debemos estar preparados y nuestro pueblo debe estar consciente de ello, a pesar de elegir el mejor gobierno en las próximas elecciones, no podrán esperarse milagros. Nuestra patria superará sus agudos problemas a mediano y largo plazo. Y lo hará únicamente mediante la unidad, el esfuerzo, la solidaridad y el trabajo incansable de gobernantes y gobernados.
El segundo requisito es el establecimiento de un plan de gobierno o agenda de Estado, que articule acciones audaces, sustentables y de fuerte tendencia social. Necesitamos verdaderas políticas públicas. Tenemos que establecer relaciones responsables y dignas con la cooperación internacional. Esa gran alianza social y política, no será jamás homogénea, pero si deberá pactar por la unidad en la diversidad y su eje central, deberán ser los intereses sociales, especialmente aquellos que se relacionan con el campesinado y los trabajadores urbanos, esa fuerza básica que debe ser potenciada y protegida. Mensaje a la dirección política y social: tolerancia y responsabilidad son la clave para que nada detenga el cambio que se anuncia y que las mayorías olvidadas reclaman con urgencia histórica. El tiempo está a favor: el futuro que esperábamos ya llegó.