PRESTO NON TROPPO
El maestro Guayo Ortiz, centenario
“Ya lo verá, maestro. Celebraremos sus cien años.” Pero el legendario violonchelista y profesor de incontables músicos —tanto de los de vieja guardia como de los más jóvenes— se negaba a admitir la posibilidad. “Cómo vas a creer…”, me respondió un poco bromista, un poco dubitativo. En aquel momento festejábamos ya la longevidad de un nonagenario, su excelente salud, su excelente ánimo y un cúmulo de satisfacciones profesionales y personales.
El vaticinio se consumó. Mañana, 18 de junio de 2018, el maestro guatemalteco Eduardo Ortiz Lara cumple un centenario de vida. Una vida consagrada a la música y a la docencia. Una vida plena de vivencias enmarcadas dentro de la entrega a su trabajo, a sus colegas, a sus compañeros, a sus alumnos, a su familia. Guayo, como cariñosamente le hemos nombrado siempre quienes hemos ostentado la confianza para tratarlo de cerca, podría llenar las páginas de un voluminoso compendio de experiencias recogidas a lo largo de su extensa carrera. Pero no son únicamente recuerdos y anécdotas; hablamos de una faena realizada, con múltiples facetas. Ejecutante de violonchelo, chelista principal de la Sinfónica Nacional durante varios decenios, miembro y colaborador de diversos grupos de cámara, catedrático distinguido del Conservatorio, integrante fundador del Coro Guatemala, autor de una breve serie de publicaciones útiles para la historia y la didáctica en nuestro país… La trascendencia de su trabajo no pasa desapercibida, porque no es solamente el tiempo que la vida le ha dado, sino la manera en que ha aprovechado ese tiempo, sobre todo en la dedicada labor que representa la instrucción musical.
Ahora, precisamente en el día de su cumpleaños número 100, tres generaciones de antiguos discípulos que buscan retribuir sus enseñanzas han decidido rendirle un homenaje en el idioma más adecuado para tan excepcional circunstancia – un recital a cargo de una orquesta de violonchelos. Es la reunión de casi una treintena de ejecutantes de este mismo instrumento, sin necesidad de ningún otro. Sucede que, dotado por sus características con la nobleza de un sonido que le permite sostener el registro grave de casi cualquier agrupación, el violonchelo a la vez es capaz de proveer las tesituras media y alta que requieren el acompañamiento armónico así como la línea melódica, respectivamente. Semejante elenco, que sin duda es de virtudes singulares y de configuración muy poco común, estará bajo la batuta del maestro José Alfredo Mazariegos, quien dirigirá diez piezas bien queridas del repertorio romántico. De este modo, el recital muestra sucintamente los matices propios del violonchelo: el canto lírico junto con el espíritu juguetón; el brío inquieto junto con la elegancia; el apasionamiento junto con la reflexión.
Toda la generosidad de esta iniciativa, tanto como la coordinación general del concierto, es de agradecérselo a la joven maestra Ana Elisa Galdámez, creadora y organizadora del evento. El reconocimiento es sobradamente merecido para don Guayo Ortiz y es justo reconocer igualmente el tesonero afán que Ana Elisa ha desplegado para lograrlo, desde “Arte por el Violoncello”.
La presentación de la Orquesta de Violonchelos en homenaje a los 100 años de vida del maestro Eduardo Ortiz Lara tendrá lugar este lunes 18 de junio en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música “Germán Alcántara”. La entrada es libre y se cuenta con estacionamiento en 5ª. Calle 2-24 de la Zona 1, así como en las áreas aledañas al edificio. La función dará inicio puntualmente a las 19 horas, por lo que se sugiere llegar con suficiente anticipación.