CATALEJO
El enemigo de la educación pública
Joviel Acevedo acaba de realizar su más reciente maniobra para comprobar su calidad de enemigo de la educación pública guatemalteca. Parece una exageración ese calificativo, pero se logra comprender al tomar en cuenta algunas realidades y también cifras del significado y consecuencias de sus acciones como cabeza del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala, puesto desempeñado desde más de 15 años. Antes de seguir, veamos la cifra de alumnos de primaria en el país: alrededor de tres millones, lo cual significa doce millones de horas/alumnos. Esto equivale a 50 mil días, o 137 años, al multiplicar cada día de duración de una huelga.
Tales cifras sirven para comprender el significado real de un día de feriado solo en la primaria del sector público. Al agregar el sector privado y la secundaria pública y privada, es imposible no sorprenderse al notar la terrible consecuencia de reducir por cualquier causa, tanto el inicio o el final de los años lectivos o de aumentar los feriados, en Guatemala una verdadera plaga, porque por cualquier motivo se aprovecha para dejar de recibir clases. En el caso de la educación pública, eso es aún peor porque por infortunio demasiadas ocasiones los maestros no llegan a sus horas o faltan. En resumen, la mala calidad de la educación es uno de los factores fundamentales para el subdesarrollo, a los cuales se agregan la poca preparación de los maestros.
Hablando de dos áreas fundamentales, lenguaje y matemáticas, son enormes las falencias existentes en los alumnos, a causa de la desafortunada mala calidad de los maestros. Ellos no pueden enseñar buena ortografía, por ejemplo, si la propia es deficiente. Una de las tareas fundamentales de un sindicato de maestros debe ser, obviamente, participar en cualquier esfuerzo de mejorar esa calidad, para tener así una base de petición de aumentos. Pero ese es otro tema, cercano pero no relacionado específicamente con el de este artículo. En los meses de vacaciones sería conveniente para el país organizar seminarios y cursos obligatorios, pero por desgracia, a causa de la manera como funcionan las cosas en el país, esto parece estar en el cuerno de la luna.
Acevedo y sus cercanos colaboradores deben tener siquiera un poco de información sobre las finanzas del gobierno, la situación económica del país, la recaudación de impuestos, etc. Esto con el fin de no hacer solicitudes, ni mucho menos exigencias imposibles de cumplir. En el más reciente paro, de hace algunas semanas, el presidente Morales salió alegremente a aceptar las exigencias, sabedor de la imposibilidad de cumplirlas, y los sindicalistas también alegremente aceptaron la promesa y se fueron a casa. Pero como no hay dinero, entre otras razones por la manera oscura de utilizarlo, no se cumplió la promesa, y ahora el dirigente ha declarado un paro como medida de presión, olvidando el efecto negativo sufrido por esos tres millones de alumnos.
En esas condiciones, los estudiantes de primaria tienen en Acevedo a un enemigo. Se empecina en no ver ni tomar en cuenta el derecho de ellos a tener una educación siquiera con los días oficiales, cuyo número debe ser a su vez analizado para reducir los feriados en todo el calendario educativo del país. Es importante también hacer una encuesta acerca de cómo califica ese líder sindical y cómo se califican a sí mismos los miembros del mencionado sindicato: si son maestros o si son trabajadores de la educación. Diferencia fundamental porque no es sutil. Por ahora, las condiciones de operación del sindicato y del gobierno provocan la validez del rechazo de la población, especialmente de los padres de familia, a la dirigencia y a la idea misma del sindicalismo magisterial.