ENCRUCIJADA
El destape de las Mipymes
Ante una situación de transición incierta, con poderes económicos y políticos tradicionales cuestionados, se vuelve clave identificar a nuevos actores con capacidad de relevo. Uno de esos sectores, en el ámbito económico, puede ser el de la micro, pequeña y mediana empresa.
La semana pasada el Ministerio de Economía dio a conocer un informe, preparado con el apoyo de otras instituciones públicas y divulgado por Prensa Libre, que identifica algunas características de este sector con base en datos de 2015. Hay conclusiones esperanzadoras.
La primera es que las empresas que emplean entre 11 y 80 trabajadores —que la Organización Internacional del Trabajo clasificaría como pequeñas y medianas—, generan casi una cuarta parte (24%) del total de exportaciones a pesar de que solo efectúan el 15% del total de ventas en Guatemala. Significa que estas empresas exportan proporcionalmente más que las demás. Es prometedor si se toma en cuenta que las exportaciones son una de las bases fundamentales del crecimiento económico guatemalteco. En particular, esto contrasta con las empresas de más de 200 trabajadores que, aunque generan las dos terceras partes (65%) del total de las ventas en Guatemala, solo exportan la mitad (50%) del total de las exportaciones nacionales.
Una segunda conclusión es que estas empresas pequeñas y medianas, así como el resto de empresas que no están entre las más grandes, importan bastante menos que las mayores. En cambio, las empresas con más de 200 trabajadores son responsables de casi el 90% del total de las importaciones que realizó Guatemala en el 2015. Esto significa que, al depender menos de importaciones, el resto de empresas de menor tamaño tienen entonces la capacidad de generar más empleo.
La tercera conclusión es que se registra un grupo importante de profesionales independientes que no corresponden a la visión tradicional de microempresarios con poca capacidad para generar altos ingresos. Pueden identificarse como emprendedores, muchos exitosos. Se trata de proveedores importantes de diversos servicios, con la mayor parte (60%) concentrada en el área metropolitana, seguida de Quetzaltenango (10%).
La cuarta conclusión es menos positiva. La concentración de la actividad económica es muy fuerte, y estos datos confirman otras fuentes que colocan a Guatemala entre los 10 países de mayor concentración del ingreso en el mundo. Como se indicó, las empresas con más de 200 trabajadores, que se dedican al comercio, las manufacturas y la actividad inmobiliaria, son responsables del 65% del total de ventas del país.
El estudio, a pesar de deficiencias con la clasificación de empresas, tiene el mérito de proporcionar información precisa sobre un sector empresarial con potencial para crecer y conducir a Guatemala por una ruta diferente de desarrollo. Una proporción importante de las empresas encuestadas se encontraban inactivas, lo cual no necesariamente es negativo, puesto que apunta a un potencial que, de ser estimulado, podría aprovecharse.
Aunque existen innumerables propuestas para apoyar a las Mipymes, la debilidad institucional del Estado para hacerlo es evidente. Fortalecerla sería un paso previo requerido para garantizar asesoría técnica, acceso a la información, una política de competencia y reformas en el ámbito financiero y con procedimientos que estimulen la formalización de las Mypimes. Convendría facilitar fusiones con el fin de que microempresas se conviertan en pequeñas empresas de más de 10 trabajadores. Establecer un Programa Nacional de Competitividad público, dirigido exclusivamente a Mipymes, podría ser parte del proceso de fortalecimiento institucional en este caso.
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