FAMILIAS EN PAZ
El desarrollo
La sociedad es transformada a través de la administración responsable y piadosa de líderes-siervos, no por tiranos u oportunistas, sino por aquellos que sirven de forma desinteresada y sin egoísmos.
Una nación no cambia solo con emitir leyes, tampoco cambiando la política pública; cada ideología política tiene sus propias injusticias. Los cambios que trascienden han de hacerse de acuerdo con el patrón de Dios: de lo interior a lo exterior, mediante la regeneración y santificación del individuo.
Hemos de confiar en el poder transformador de Dios, quien obra primero en individuos, luego en familias y a partir de allí en círculos más amplios. Por lo tanto, nuestro enfoque principal ha de estar en tres factores: el autogobierno de nuestra propia vida, el desarrollo de la familia y el resguardo de la propiedad privada.
El primero se relaciona con la libertad y la capacidad del individuo para autogobernarse. No podemos aventurarnos a tratar de componer la sociedad si no hemos aprendido a hacer funcionar de forma correcta nuestra vida privada. Lograrlo demanda el estudio y aplicación sistemática de los principios y valores de la Palabra de Dios en cada área de nuestra vida. Sin una administración responsable de nuestra propia vida perdemos la capacidad de desarrollar hogares sanos.
El segundo factor es el fortalecimiento de la familia como la piedra angular de la sociedad. Es la unidad granítica por medio de la cual se desarrollan los individuos para convertirse en líderes-siervos. Cuando las relaciones en el hogar se dan en un ambiente de amor, respeto y cuidado mutuo, permite a cada uno de sus integrantes desarrollar todo su potencial, sus talentos y habilidades para generar verdadera riqueza.
La riqueza de una nación es el conjunto de la riqueza de las familias, y esta se construye y traspasa generacionalmente. La hay de dos clases: la riqueza intangible es la sólida formación educativa y de valores aprendidos en casa, modelados por padres que aprendieron a autogobernarse. Estos individuos aportan a la sociedad emprendimiento, trabajo honesto, lealtad, fidelidad, respeto y servicio. La segunda es la riqueza tangible, constituida por los bienes materiales que se generan mediante la administración diligente de los recursos y capacidades. Esta pasa a la siguiente generación para que sea preservada, desarrollada y multiplicada.
Es aquí donde se vuelve relevante el tercer factor: la garantía de la propiedad privada. Hay aspectos que no permiten generar o desarrollar el patrimonio familiar: la falta de acceso a la educación, la corrupción, la falta de garantía y certeza jurídica, las limitaciones al emprendimiento, extorsiones, fraude, el consumismo y el sobre-endeudamiento. Cuando se debilita o destruye el patrimonio familiar se corta el flujo de bienes hacia la siguiente generación, condenándola a comenzar en déficit.
Fortalezcamos a las familias, negocios y comunidades. El desarrollo social que trasciende se logra cuando nos enfocamos en cuidar y desarrollar personas y familias, no solamente bienes materiales.
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