FAMILIAS EN PAZ
Educación y compromiso
El desarrollo de una nación se formula desde la tarea educativa. El acceso universal a una educación de calidad debe ser el enfoque primario de cualquier gobierno, cuyas políticas no deberán centrarse únicamente en cobertura, equipamiento e infraestructura como aspectos básicos y necesarios, sino en la integración de los múltiples factores que actúan de forma sistémica.
Estos factores son los recursos materiales, infraestructura, disponibilidad y calidad del equipo docente, las metodologías y programas educativos; luego están los estructurales, como el nivel cultural de la sociedad, su nivel socioeconómico, la estructura familiar y el entorno geográfico en el que se desarrolla.
El éxito de la tarea educativa requiere del compromiso de todos, no solo del Gobierno y de los docentes, sino de la familia como eje fundamental, mediante la participación activa en los procesos de enseñanza/aprendizaje. Solo en la medida que la familia esté comprometida, el niño tendrá más oportunidades de desarrollar su potencial. Todo niño nace con la capacidad de ser educado, pero su contexto familiar afecta de forma significativa. Acá desarrolla su proceso primario de socialización que le permite en segunda instancia relacionarse con su entorno. Los miembros de una familia, al estar constantemente interactuando, se influencian entre sí, determinando su pensamiento, conducta y valores.
La educación tiene una naturaleza social y participativa, siendo la escuela la segunda instancia de socialización, convivencia e integración, se ve reflejado el esfuerzo e involucramiento de los padres. ¿Cómo puede la familia comprometerse con el desarrollo educativo del niño? Inicia con la comprensión de que nuestra tarea como padres no debe limitarse a garantizar las condiciones económicas de nuestros hijos, sino contribuir en aspectos fundamentales para su desarrollo integral: dando estabilidad, tiempo de calidad, inculcando valores y principalmente enseñándoles a dar y recibir afecto.
La familia es responsable de las actitudes, valores y hábitos de los niños. Al involucrarse en la tarea educativa se refuerza el trabajo realizado en casa, haciendo que la enseñanza sea más significativa, desarrollando en ellos inteligencia emocional, tan determinante en su vida adulta. De manera que el desempeño escolar es determinado en gran medida por las relaciones familiares.
Desde esta perspectiva es necesario comprender que el rendimiento escolar no debe limitarse a la obtención de conocimientos, una nota o la promoción del grado hasta alcanzar un diploma o título, sino de la formación del individuo, de tal manera que lo capacite para introducirse en la sociedad para ser un agente de cambios positivos.
En el contexto actual esta tarea se vuelve más exigente. La familia ha sufrido cambios profundos en su configuración: familias monoparentales, por el incremento de divorcios o abandono; mayor participación de la mujer en el mercado laboral y el surgimiento de nuevas formas de convivencia, que hacen la tarea más difícil para los padres. A pesar de ello debemos buscar los siguientes objetivos: asegurar el sano crecimiento y socialización de los niños, brindarles un ambiente de afecto y apoyo mediante relaciones cercanas y significativas, estimularles la capacidad de relacionarse con su entorno físico y social que les permita adaptarse a la sociedad actual.
Las relaciones entre familia y escuela siempre tendrán repercusiones positivas en la comunidad, propician la formación de individuos íntegros, con una profunda comprensión de sí mismos y del papel que juegan en la sociedad.
rolando.depaz@gmail.com