Editorial

Urgente asegurar inmunización infantil

En esta cruzada nacional de vacunación sería pertinente y necesario exhortar a la responsabilidad de los padres de familia.

En 2023,  las cifras de inmunización infantil contra el sarampión en Guatemala  terminaron en  88 por ciento para primera dosis y 77 por ciento para segunda dosis, según datos oficiales. Desde marzo se encendió una alerta epidemiológica para llamar a los padres y madres de familia  a que lleven a vacunar a sus hijos contra esta y otras enfermedades como difteria, tétanos, tos ferina, tuberculosis, poliomielitis, neumococo, hepatitis A y B y varicela.  De hecho, aunque es notoria la brecha de protección contra el sarampión, es una de las más “altas” en comparación con otros padecimientos.

 Sin embargo, ese 12% de niños que no tiene ni siquiera la primera dosis implica decenas de miles de menores expuestos al sarampión. La alerta se eleva debido a la detección del caso de un individuo de nacionalidad turca que atravesó Guatemala en días recientes y   a su paso por México le fue detectada la enfermedad, que es altamente contagiosa y de impredecibles efectos, pues la gravedad de los síntomas varía en cada paciente. Es característica la erupción cutánea, así como fiebre, secreción nasal, ojos llorosos y posible dolor de cabeza.

Un sistema inmunitario desprotegido acrecienta la posibilidad de complicaciones que pueden  causar ceguera, inflamación cerebral, diarrea severa, infección de oído, sordera y cuadros graves de neumonía. En  Guatemala existe un factor adicional de inermidad, y es la desnutrición que afecta a miles de niños en áreas rurales.  Si bien no hay que caer en pánico, es necesario trazar una estrategia ágil de información y de vacunación a escala nacional, con instrucciones  y convocatorias con pertinencia multicultural. El factor lingüístico y  la lejanía geográfica a menudo inciden en la  deficiente inmunización.

Según información del Ministerio de Salud, hay disponibilidad de insumos para la vacunación contra el sarampión, pero, en realidad, este es el momento para tratar de nivelar la tasa de inmunización de manera integral. Cabe recordar que existen otros padecimientos como  tos ferina, tuberculosis y polio, de altísimo riesgo para la niñez, que también tienen brechas de cobertura. La pandemia de covid-19 afectó la continuidad de los refuerzos de vacunación, tanto por la concentración de esfuerzos de las autoridades en la emergencia como por las controversias estériles suscitadas por grupos “antivacunas” que hicieron y aún hacen señalamientos sin base científica, con pretextos dogmáticos que impactan incluso en quienes no pertenecen a su círculo.

Por eso, en esta cruzada nacional de vacunación sería pertinente y necesario exhortar a la responsabilidad de los padres de familia o encargados por parte de iglesias, asociaciones, grupos de vecinos, alcaldías comunitarias, etc. Los maestros de preprimaria y primaria juegan un papel fundamental en la comunicación asertiva del objetivo de la vacunación, tanto a los estudiantes como a sus progenitores, a fin de evitar bulos, prejuicios y rumores absurdos que pueden llegar a convertirse en mortíferos.

En el caso de las vacunas aplica una afirmación publicitaria bastante utilizada por los seguros de vida y accidentes: es mejor tener uno y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. En efecto, es posible que  un organismo infantil inmunizado no llegue a presentar los síntomas de un virus o los tenga de manera leve, pero cuando no hay protección este ataque tiende a causar cuadros críticos e incluso a dejar secuelas. Usualmente se llama a la unidad nacional en episodios políticos críticos, pero ahora hay que convocarla en favor de la salud infantil.

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