EDITORIAL

Presupuesto desbocado es una piñata a oscuras

Hará falta ver si el presidente Bernardo Arévalo tiene el valor de vetar el manoseado plan de gastos.

El bolsón de Q12 mil millones para los consejos departamentales de desarrollo en el 2025, los cuales han sido incapaces de ejecutar eficientemente siquiera la cuarta parte de ese monto, constituyen el pecado original del Presupuesto aprobado de madrugada en el pleno del Congreso, supuestamente la máxima representación de la ciudadanía, pero devenido en una auténtica y vulgar barahúnda de vendedores, compradores y cambistas de favores, cuyo epítome más abyecto fue la inclusión de más de Q200 millones extra al presupuesto legislativo para financiar un inmoral, inmerecido e inviable aumento de salario a 160 diputados, más derecho a “prestaciones” al cesar su período constitucional, para el cual nadie les pidió postularse y que se supone era un servicio.

Tal abuso, a todas luces insostenibles y lesivo para el erario —por lo tanto, ilegal— fue propuesto por 75 insolentes bajo firmas ilegibles, aprobado por 87 vergonzosos votos y tácitamente avalado por el silencio del resto, incluyendo al partido oficialista, que en otros tiempos, desde el suelo, profería encendidos discursos en contra del excesivo endeudamiento, del alto déficit y, sobre todo, del dispendio de fondos sin los debidos reglamentos de auditoría. Si este fue el precio a pagar por decretos de urgencia, incluyendo la reforma a la Ley contra el Crimen Organizado, es demasiado oneroso por una semilla.

En efecto, hasta en el mismo Ejecutivo hay reacciones de desconcierto acerca del botín codedero, así como en la presidencia del Congreso priva una supuesta confusión acerca de cómo reaccionar ante el súbito autoaumento, que constituye un conflicto de interés indefendible. Hará falta ver si el presidente Bernardo Arévalo tiene el valor de vetar el manoseado plan de gastos, que incluye otros alijos de fondos.

Es tal el nivel de discrecionalidad de la aprobación presupuestaria, que dejó a varias entidades sin el presupuesto requerido. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Electrificación, responsable de asegurar el abasto de energía y ampliar su cobertura, no recibió los fondos requeridos. Lo mismo cabe decir del desordenado recorte a varios ministerios para completar el bolsón de los Codedes, que el propio subsecretario de Desarrollo de la Secretaría de Planificación Económica de la Presidencia, Jorge Maldonado, calificó de “político”.

Poco antes de la entrevista, Maldonado cuestionó ayer a una periodista de Prensa Libre acerca del diseño de portada y el titular “Diputados pasan paquetazo que agrava deuda”. Señaló el funcionario que no era algo “original”, pues repetía en estilo otra primera plana pretérita. Eso quiere decir que no entendió la semiótica del mensaje: que ni el Ejecutivo ni el Legislativo actuales están haciendo nada  novedoso respecto del ordenamiento, control y eficiencia del gasto público. Repiten lo que otrora criticaban.

En otro tiempo, centros de análisis a los que pertenecieron varios de los actuales funcionarios financieros del Ejecutivo emitían fuertes censuras contra nuevos endeudamientos contraídos por anteriores gobiernos y por la adjudicación exagerada de fondos a Codedes, que ahora en este gobierno se decuplican. No hacen nada nuevo, porque siguen financiando gasto corriente con más deuda, pero dejan sin recursos a las entidades fiscalizadoras, como lo señaló el propio subsecretario de Segeplán. Este desordenado presupuesto del 2025 es una piñata a oscuras, en la cual los leñazos los recibirán los contribuyentes, mientras no se sabe ni quién recogerá los dulces. Fue aprobado por comparsas que brindaban con mezcal, y tan solo ese hecho debería invalidar la sesión, por no estar en pleno uso de sus facultades.

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