EDITORIAL

Pasos certeros en tiempos inciertos

Durante las últimas semanas los guatemaltecos hemos visto cómo el mundo avanza con la compra y aplicación de las primeras vacunas contra el covid-19, pero a la fecha, y aunque ha sido parte de los discursos oficiales en días recientes, no existen, al menos en información pública, indicios de cuándo y cómo empezará el proceso de vacunación en Guatemala, lo cual solo genera incertidumbre entre la población y da cabida a que inescrupulosos empiecen a engañar a parte de la ciudadanía ofreciendo en mercados cantonales y redes sociales vacunas que no existen, como lo documenta una nota publicada hoy por este matutino.

Las alertas han sonado desde hace varios meses, empezando por las voces que advertían de la necesidad de readecuar el presupuesto nacional para disponer con tiempo de recursos para pagar las dosis encargadas vía la plataforma Covax, creada por la Organización Mundial de la Salud para garantizar un reparto equitativo de las vacunas contra el covid-19 en todo el mundo y en la cual se ha fijado la esperanza de tener para el país al menos 6.74 millones de dosis, que según los cálculos de las autoridades de Salud alcanzarían para inmunizar al 20% de la población. Hasta ahora la previsión es que lleguen a finales de febrero o marzo, pero entre las variables no pueden quedar de lado los retos de la propia iniciativa, empezando porque hasta hace dos días no tenía el apoyo de Estados Unidos.

La tardía aprobación de la Ley para el Financiamiento y Adquisición de Vacunas contra el Coronavirus Covid-19, que hasta anoche fue sancionada por el presidente de la República, constituye otro desafío, pues la falta de previsión sobre los cambios a la normativa que se necesitaban ha dejado al país en las últimas posiciones de la puja entre naciones para negociar la compra de dosis de forma bilateral con las casas fabricantes. Eso no solo hará que las vacunas lleguen más tarde, sino que el costo se incremente. La misma demora bloquea también la posibilidad de que la iniciativa privada pueda hacer sus propias gestiones para contribuir en la carrera por inmunizar a la mayor parte de pobladores.

Tarde o temprano la vacuna llegará, y por eso la importancia de dar pasos más certeros se acrecienta, con la necesidad de un atinado y eficiente plan nacional de vacunación, para la protección de los guatemaltecos que, según estipula la misma ley, las autoridades deben presentar en los 30 días siguientes de vigencia del decreto. Dicho plan deberá sortear los retos logísticos, políticos y sociales que implica la mayor operación para inmunizar de los últimos cien años.

Esta campaña incluirá desafíos logísticos, de seguridad, higiene, transporte y almacenamiento, así como la necesidad de una correcta capacitación a quienes aplicarán la vacuna, y como nunca estará a prueba la capacidad para monitorear, tanto la efectividad como los riesgos y efectos adversos una vez sea aplicada. Además, debe ponerse especial énfasis en la comunicación efectiva para todas las comunidades guatemaltecas, tomando en cuenta su pertinencia cultural y la enorme desinformación que existe respecto de estos productos.

El Gobierno tiene la responsabilidad de conseguir los insumos y aplicar la vacuna, para lo cual debe contar con el respaldo de diversos sectores, pero también debe rendir cuentas sobre el destino del dinero de los guatemaltecos y sobre las decisiones que tome para hacer efectivo el plan de vacunación, el cual debe ser mucho más eficiente que nunca.

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