EDITORIAL

Oportunidad y obstáculo en inglés

Hasta abril último, el sector de centros de contacto y llamadas reportaba unos 50 mil empleos activos.

Durante   más de dos décadas, el sector BPO —tercerización de procesos de negocio—, más conocido como  centros de atención a clientes o  call centers, ha generado decenas de miles de oportunidades de inserción laboral para guatemaltecos, en su mayoría jóvenes y estudiantes universitarios. Las tendencias de mercado, la expansión del comercio en línea y la ubicación geoestratégica de Guatemala se conjugan para convertirla en un núcleo ideal para el desarrollo de este tipo de empresas, ya sea creadas aquí o filiales de compañías que invierten en el potencial guatemalteco e instalan sus centros de operación.

Hasta abril último, el sector de centros de contacto y llamadas reportaba unos 50 mil empleos activos, en distintas áreas, los cuales, por su naturaleza, tienen un nivel salarial más alto al de otras empresas que emplean mano de obra joven. En un país con fuerte bono demográfico, esta industria de comunicación y servicio representa una posibilidad de crecimiento económico, generación de nuevos negocios y mejora de ingresos para familias.  El espíritu laborioso y amable tan propio del guatemalteco es  un valor añadido porque genera calidez y eficiencia en la interacción.  De hecho, en una feria de empleos efectuada en mayo había 10 mil plazas disponibles, no solo en la capital, sino también en la provincia. Menos de la mitad fueron otorgadas. ¿La causa? Falta de dominio del idioma  inglés.

 Esta deficiencia educativa no es nueva; se  detectó como desafío de competitividad nacional hace más de tres lustros y persiste como lastre. Ello contrasta con la alta demanda de empleo, sobre todo por parte de graduandos de diversificado. El problema es que no solo quedan espacios laborales vacíos, sino que se van a otros países con programas constantes, serios y completos de enseñanza bilingüe.

Esta semana, el Ministerio de Economía anunció la suspensión de un programa de becas de inglés, por falta de capacidad para ejecutar los fondos asignados. Desde 2022 se asignan Q70 millones a dicha cartera para beneficiar a jóvenes que deseen aprender ese idioma en instituciones que imparten cursos. Las convocatorias fueron públicas y abiertas para todo ciudadano guatemalteco. En aquel primer año se tuvo una ejecución del 48% de los fondos. En 2023  solo se usó el 38% de los recursos y en este año apenas se ha utilizado el 6%. La viceministra de Desarrollo de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, Elizabeth Ugalde, dispuso devolver a Finanzas el resto de dinero.

 Una de las razones que plantea la funcionaria es la  falta de seguimiento a la efectividad de  estos programas  y sus beneficiarios, lo cual constituye un error del anterior gobierno, al no establecer reglas y parámetros de efectividad. Se desconoce, por lo tanto, si gracias a la beca pudieron insertarse laboralmente  y mejorar así su situación económica. Además, el Viceministerio no tiene personal adecuado para  dicho seguimiento, y quienes estaban a cargo no tenían claridad de sus alcances, pues  estaban “prestados” para tal función.    

Tales argumentos no desvanecen la importancia de dar continuidad o de reinventar el programa de aprendizaje de inglés. Es urgente y estratégico. La necesidad de empleo es constante y así también la demanda de personal en centros de llamadas. El Estado de Guatemala no puede simplemente dejar ir las plazas o las inversiones a países vecinos. Es urgente discutir y ejecutar una alternativa viable. Quizá se debe ampliar la lista de proveedores de servicio, extenderlo a compañías en línea, así como asegurar  el monitoreo de avance y certificación de egreso. Es un asunto de impacto económico que no debería quedarse en el limbo de la burocracia o las excusas.

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