Editorial
La relatividad de la X legislatura
Termina el primer período de sesiones ordinarias de la décima legislatura, con un resultado más bien magro.
Termina el primer período de sesiones ordinarias de la décima legislatura, con un resultado más bien magro. La mayoría de temas tratados en el pleno fueron reformas a leyes. Se aprobó una norma para las tarjetas de crédito y legislación para trasplantes y para certificar a las personas con discapacidad, lo cual es de beneficio para sectores específicos. Sin embargo, se perdió demasiado el tiempo. Se esperaba mucho más de la alianza directiva, que es más bien una yuxtaposición de egos, conveniencias y ambigüedades demagogas. Entretanto, la oposición, es decir, el exoficialismo, sigue herido por la derrota del 2023. En vez de comportarse propositivamente, se dedican a victimizarse y a sabotear cuanto se pueda. Es evidente su inmadurez política.
Las esperadas normas en favor de la competitividad y la transformación productiva aún no aparecen como prioridades; baste mencionar la ley de infraestructura vial y la ley de contrataciones del Estado. Ni vistas ni oídas. La ley de competencia avanzó en una opereta de intereses y simulaciones. Hay aspectos polémicos que deben evaluarse y discutirse de nuevo para lograr consensos en favor de la atracción de inversiones. Pero solo la hicieron a un lado del camino cuando se quedó sin tracción.
Las reformas a la Ley Electoral tampoco pintan nada bien. Parecen condenadas a ser un festín de conveniencias comandado por candidaturas perdedoras e incluso politiqueros cuyos partidos fueron eliminados por voluntad ciudadana en las elecciones del 2023. Pero los diputados le huyen a regular con fuerza el financiamiento ilícito, le hacen el feo a romper los listados despóticos de candidatos y les asusta asentar de una vez por todas el lugar supremo al Tribunal Electoral. Prefieren el relativismo y la francachela de la vieja guardia electorera que los mueve a hilo.
El reciente y polémico voto de Guatemala en la asamblea de la ONU a favor de una hipotética integración de Palestina es otra exhibición de oportunismo posero. Diputados de 10 partidos pidieron, indignados, la interpelación del canciller. Y aunque la presidencia del Ejecutivo es la que constitucionalmente tiene entre sus atribuciones el manejo de la política exterior, es válido pensar que el reclamo congresil es “fiscalización” —término que ahora parece significar publicidad gratuita en redes sociales—. Pero su silencio en otros temas de capital importancia desnuda su relativismo. Por ejemplo, ante el dañoso secretismo en que el sindicalista Joviel Acevedo quiere mantener la negociación del pacto colectivo magisterial. Ahí hasta combos de diputados se reúnen con tal personaje a puerta cerrada, como si no fueran evidentes los daños de tales tratos a espaldas de la ciudadanía.
Iniciativas recientes anunciadas por el Ejecutivo se enfrentan al tácito ninguneo de la bancada oficialista, debido a la suspensión del partido, que los mantiene fuera de la directiva y presidencias. Pero eso mismo podría pasarle a cualquiera de esos partidos más adelante, dada la aplicación cuestionable de la norma contra el crimen organizado en materia política. Pero así es la relatividad de indolente y maquiavélica; está bien si le pasa a otro, no a mí. Estoy bien con mis Q29 mil mensuales más dietas. Aunque no asista a sesión, presento excusa y cobro. La población que pague. La Directiva del Congreso debe tomar con seriedad su papel y estrategia de trabajo durante el receso y el segundo período; la oposición debe dejar las pataletas y dejar de seguir actuando como si aún no hubieran perdido las elecciones. Guatemala necesita de representantes dignos que hablen con conocimiento de causa y actúen como políticos, no como buhoneros.