EDITORIAL

Generar empleo exige acciones, no demagogia

Como frases propagandísticamente correctas, la veintena de presidenciables repiten en entrevistas y mítines que buscarán la atracción de inversiones, el fomento de emprendimientos y la creación de empleo, ante una de las más grandes angustias de los ciudadanos. Los altibajos productivos, la limitación en el crecimiento y el creciente costo de la vida se conjugan para convertir la proporción de oferta y demanda del mercado laboral en una situación de incertidumbre a niveles micro y macro.

Nadie está obligado a ser experto en todos lo órdenes, pero dada la prioridad que representa la situación económica, los candidatos a la Presidencia y al Congreso bien podrían mostrar una mayor preparación y compromiso en cuanto a la generación de empleo formal. Hasta ahora han podido más el afán publicitario tradicional y la atención a rencillas coyunturales que la posibilidad de trazar desde ya un acuerdo mínimo de cooperación interpartidaria e intersectorial que tenga como objetivos una mayor tasa de plazas laborales, una apuesta por el desarrollo del talento humano orientado a las exigencias contemporáneas y la discusión asertiva de leyes urgentes que contribuyan a sacar al país del actual entuerto.

No se trata de improvisar o de inventar discursos grandilocuentes, pero sí de tomar acciones diferentes para obtener resultados distintos. Ya existen diagnósticos y propuestas. Una de las más lúcidas es el informe Retomando el rumbo para crear empleo formal, presentado hace tres meses por la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), el cual describe las principales brechas productivas en cinco sectores de gran potencial: agrícola, acuícola, de vestuario y textiles, manufacturero y de servicios, que abarca turismo, centros de llamadas y desarrollo de programas informáticos.

En cada una de estas áreas existen rezagos estatales como la falta de legislación, la escasez de incentivos fiscales, el exceso de trámites y el retraso en infraestructura; también hay lastres educativos, como por ejemplo el bajo nivel de destrezas matemáticas, la poca inversión en la enseñanza de inglés y la prevalencia de carreras sin mayor demanda laboral, más bien propias del siglo pasado. Sobre todas ellas es posible comenzar a actuar, pero se debe hacer ya.

Paradójicamente, cabe mencionar el pobre papel desempeñado por diputados más empecinados en mantener sus redes clientelares o en discursos demagógicos que en desempeñar un papel decoroso ante la historia. El más reciente ejemplo de esta actitud lo protagonizó la diputada Delia Bac, tristemente célebre por haber sido señalada de procurar la construcción de una carretera hacia una aldea inexistente pero que coincidía con una propiedad suya. Esta representante fue evidenciada en video mientras cortejaba a unos sindicalistas y les ofrecía entorpecer la ley general de infraestructura vial, que viabiliza formas de ejecución de carreteras ante el agotamiento del modelo estatista y clientelar.

Es preciso, por ello, que los aspirantes a diputados se apresuren a exponer sus compromisos con los electores y a apoyar estrategias coherentes para conseguir el anhelado objetivo: generar más empleos para una población joven que, al no encontrarlos, se ve cada vez más orillada a la migración, la informalidad o incluso al hambre y al conflicto con la ley. Del otro lado de la ecuación, es la ciudadanía quien debe juzgar y su voto será su veredicto.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: