Editorial

El colmo del anodino e improductivo Parlacén

El Parlacén únicamente sirve como escondrijo de expresidentes corruptos en busca de impunidad.

No se podía esperar que fuera de otra forma: el actual presidente del inútil e improductivo “Parlamento Centroamericano”, el nicaragüense Daniel Ortega —sí, hijo homónimo  del tirano que sojuzga dicho país—, quien ha sido invitado a viajes a Rusia, tanto cuando era vicepresidente como ahora que está montado en la presidencia del elefante blanco, insiste en la moción de admitir a este país como “observador permanente”. Este intento de validación de un régimen cuestionado por sus prácticas antidemocráticas y también por la unilateral invasión a Ucrania constituye una contradicción a los principios del Parlacén y un  fuerte conflicto de intereses, ya que Rusia es, junto con China Comunista,  de los pocos países que reconocen la despótica satrapía nicaragüense, que carga con cientos de muertos y presos políticos, que aniquiló garantías y atropella derechos universales.

Pero eso no le importa al Ortega del Parlacén, quién sabe a cambio de qué prebendas. Para el gobierno ruso ha sido  conveniente y engañoso anunciar el “apoyo”  de un “parlamento regional”, con el cual hay buena  “cooperación”, según consignan rimbombantes notas de  agencias oficiales rusas. “Quien no te conozca, que te compre”, reza el viejo dicho, y en efecto, tal foro es una estafa histórica, un ente disfuncional y un referente insignificante, pues ni una sola de sus resoluciones ha sido, ni es ni será vinculante.

El Parlacén únicamente sirve como escondrijo de expresidentes corruptos en busca de impunidad. Se le podría llamar un congreso fantasma porque  sostiene plazas y sueldos por no hacer prácticamente nada. Solo genera   gastos y periódicas polémicas acerca de su carácter anodino. Nació de una aspiración casi lírica, pero sin el andamiaje interestatal necesario, por lo cual quedó como una rémora burocrática y onerosa.

 Lo llamativo de esta oficiosa iniciativa es que entre los 76 signatarios figuran tres diputados de Guatemala; dos del partido  Unidad Nacional de la Esperanza: Sandra y Édgar Antonio de León Torres, hijos de la excandidata presidencial Sandra Torres, así como   Édgar Sis, del partido URNG, que sin esta curul habría tenido que ser suprimido. Los diputados De León Torres no quisieron explicar los motivos o justificación de su apoyo, aunque acuerpar a un país que agrede e invade abusivamente a otro, que causa un éxodo masivo y prolonga una mortandad creciente no tiene excusa alguna.

Rusia no le quedó nada bien a Guatemala con el caso de las vacunas Sputnik, comenzando por el contrato desventajoso firmado a escondidas, mediante una tercerización sospechosa; dicho gobierno nunca movió un dedo para agilizar las entregas, que se efectuaron  sin un cronograma serio, a pesar de que se pagaron al contado Q614 millones. El Ministerio Público solamente hizo el amago de investigar el caso y en mayo pasado habría pedido la desestimación del mismo, sin ningún resultado penal de responsabilidades, pese a que la mitad de las unidades se perdieron, debido al opaco manejo de la compra en el período Giammattei Falla.

 En agosto de 2023, en territorio nicaragüense se efectuó una sesión en la cual el Parlacén aprobó el ingreso de China Continental como observador, a la vez que expulsó a Taiwán, en una jugada geopolítica de apariencias y también de auténtica servidumbre al despotismo. En sus postulados, dicho organismo dice impulsar la democracia y el entendimiento entre los pueblos,  pero ni Nicaragua ni Rusia  ni China  pueden presumir de ello. Quizá esta sea la ocasión dorada para que el Estado de Guatemala inicie su retiro de esta farsa.

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