LA BUENA NOTICIA
Diplomado de Teología
La Facultad de Teología de la Universidad Rafael Landívar ha desarrollado un programa de formación teológica para laicos en la Diócesis de Jutiapa, que acaba de clausurar, y que despertó vivo interés eclesial y pastoral, abrió nuevas perspectivas conceptuales sobre la identidad cultural jutiapaneca, de la Eclesiología desde Evangelii Gandium y de la Cristología desde la reflexión teológica latinoamericana.
Dicho programa pretende formar laicos que sepan “servir mejor al santo pueblo fiel de Dios”, como dice el papa Francisco, pues es a ese pueblo al que la Iglesia mira y protege, acompaña y sostiene, promueve y sirve; un nuevo laicado capaz de “superar el clericalismo”, como una de las deformaciones más fuertes que anidan en muchos movimientos conservadores en la Iglesia. El clericalismo “anula la personalidad de los cristianos, pues tiende a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente”; además, lleva a la “funcionalización del laicado, tratándolo como “mandaderos”, coarta las distintas iniciativas y esfuerzos”. Finalmente el clericalismo “poco a poco va apagando el fuego profético que la Iglesia toda está llamada a testimoniar en el corazón de sus pueblos”.
Va surgiendo un laicado, impulsado por las santas misiones populares, en la perspectiva abierta por Aparecida, al mismo tiempo que da vida a lo que el papa Francisco llama “pastoral popular”, desde la cual se dan respuestas válidas y consistentes “a la sed de Dios” que late en el corazón de los hombres y mujeres jutiapanecos, especialmente en los pobres y sencillos, que son los protagonistas de la evangelización. Desde la pastoral popular se propicia el encuentro con Dios que lleva a experimentar su paternidad y providencia, su presencia amorosa y constante; desde una pastoral popular es posible “engendrar actitudes interiores” como “la paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción”.
El diplomado en Teología se propone formar laicos comprometidos en la vida pública, lo cual significa alentar, acompañar y estimular todos los esfuerzos por mantener viva la esperanza y la fe en la sociedad actual, llena de contradicciones especialmente para los más pobres. Necesitamos… desde una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas… Él vive entre los ciudadanos promoviendo la caridad, la fraternidad, el deseo del bien, de verdad, de justicia”. También laicos comprometidos con la inculturación del Evangelio en la realidad jutiapaneca. “La inculturación, ha dicho Francisco, es un proceso que estamos llamados a estimular alentado a la gente a vivir su fe en donde está y con quién está. La inculturación es aprender a descubrir cómo una determinada porción del pueblo de hoy, en el aquí y ahora de la historia, vive, celebra y anuncia su fe”. Por último, se busca formar un laicado que mantenga viva la doble memoria de nuestro pueblo: la memoria de Jesucristo y la memoria de nuestros antepasados.