¿Tiene usted claro qué debe suceder en Guatemala para alcanzar mejores condiciones de vida para usted y, más aún, para los más marginados? Valga la premisa para valorar la gran responsabilidad de nuestro voto del domingo entrante. Se acostumbra ver a la figura presidencial como un ungido(a) del cielo que con mover su dedo hace que las cosas sucedan. Sin embargo, la función del presidente del Organismo Ejecutivo debe ser responder a objetivos fundamentados en políticas públicas que sean a su vez compartidas por la población, para lo cual se le delega la autoridad legal para ejecutar y hacer que se cumplan las leyes y se mantenga un orden social. De eso se trata la Democracia. ¿Hasta dónde conoce usted el proyecto de Nación de la UNE y de FCN-Nación? ¿Hasta dónde se siente usted representado en dichos proyectos? ¿Cómo va a hacer usted para evaluar que las decisiones políticas que se tomen desde el Ejecutivo respondan a lo que usted desea que suceda en Guatemala? En lugar de evaluar a “la figura” de los candidatos, debemos evaluar las propuestas y los resultados de su gestión, basados en objetivos tangibles y medibles. Empezando con que no tenemos un censo ni un sistema de estadísticas confiable y moderno, el INE debe ser prioridad para la próxima gestión. El error de darle protagonismo al carisma o a la figura de una persona votando por ella, es que al llegar al poder abusará de dicha situación. Por eso vemos presidentes el primer mes subiendo volcanes para apoyar causas sociales, repartiendo láminas y fertilizantes, subidos en sillas de ruedas para solidarizarse con los minusválidos o al extremo de fotografiarse vergonzosamente con todo su Gabinete, apoyando el consumo de comida chatarra en pleno despacho. El presidente no debe estar promoviendo marcas ni estrategias de empresas que promueven estilos de vida no saludable para eludir impuestos. El Gabinete debiera, más bien, reportar al pueblo constantemente los avances (con indicadores técnicos) sobre su gestión en función de las políticas públicas plasmadas en un plan estratégico de Nación, reflejadas en objetivos cuantitativos y cualitativos medibles y auditables. Con el rancio debate político-mediático en Guatemala no nos extraña que parte de la ciudadanía identifique a Jimmy como una opción de “derecha” y a Sandra como la representación de la “izquierda”. Si vamos a planes de gobierno, el relativamente más elaborado (el de UNE) incluye algunas propuestas de ley en el Congreso, congruentes con acciones desde el Ejecutivo que podrían considerarse “pro derecha” para algunos. El partido FCN se limita a referir en su propuesta de cinco páginas al plan K’atun 2020, elaborado por Segeplán, y que a más de algún pintoresco “derechista/conservador/libertario/pro-oligarquía” le pararía los pelos leer, acusando al candidato de “resentido, izquierdista o comunista”. Así las cosas, como no hay opciones para votar, lo que cada ciudadano debe pensar es en cómo va a hacer para que el nuevo presidente deje de ser el astuto payaso que se ríe de la población, robando en sus narices, y des-empoderar a esas figuras, recuperando la esencia de la democracia, que es el poder desde el pueblo, para el pueblo y por el pueblo.

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