REGISTRO AKÁSICO
Contumacia en el impulso del desorden
¿Sacarás tú al Leviatán con el anzuelo o con la cuerda que le echares en su lengua?, está escrito en el libro bíblico de Job. Se refiere al monstruo que Hobbes indicó se convertía en un poder irresistible para escapar del acecho del lobo del hombre.
Terminar con el Estado es difícil. No se hace pronto, se va por partes. La tarea está encargada a los corruptos ansiosos de enriquecimiento rápido, que han capturado a los organismos de gobierno. Al efecto, desvían las funciones sociales del cuerpo de policía. Deja de proteger a la ciudadanía para cuidar a los poderosos. Se acompaña con la indecorosa actuación de los tribunales. Los jueces no sentencian para conseguir oportunidades proveedoras de ventajas personales. Los centros urbanos se abandonan a la extorsión de los pandilleros.
Para desviar la atención, los poderosos promueven el desorden. No es cosa fácil, pues deben quitar a la oposición seria, a los políticos generadores de una alternativa viable. Se hacen acompañar de toda clase de procuradores de financiamientos para cerrar carreteras, quemar instalaciones productivas y sabotear la economía. Le echan la culpa del desgobierno a la pobreza. Protestan porque tienen hambre, dicen. Destruyen la vialidad porque son ignorantes. La culpa es del Estado, señalan. No se echa en cuenta que ellos monopolizan al poder público. Por lo tanto, son los responsables de la pobreza y la ignorancia.
Recuerde los lloriqueos del General que ocupó la presidencia para asaltar el erario nacional. Manifestaba estar conmovido por la miseria. Las órdenes para restablecer la vialidad fueron confusas a propósito. En Totonicapán, la muerte de manifestantes, selló la incapacidad de controlar el abuso contra los derechos de locomoción. Todo ello para tapar la línea defraudadora de aduanas, o el latrocinio en una carretera de dos carriles que conduce a México cuando el comercio principal se dirige en la ruta a El Salvador. Impulsó la extorsión de inversores de China, de España, de Dinamarca y de cuanto desorientado se atreve a invertir en el país.
Existe contención de toda medida reformista social. Cualquier programa de apoyo a la economía popular es tergiversado, inutilizado y desprestigiado. La polarización social se impulsa abiertamente. A cualquier empresario con una posición solvente se le acusa de vinculación con el narcotráfico. Pero, los blanqueadores de dinero, depositarios de alijos de estupefacientes y transportistas de droga, están asociados con los puestos más altos, tal como ocurrió con la vicepresidenta y el exministro de gobernación.
Los infiltrados y las listas negras tienen su lugar en esa destrucción de la ciudadanía. La existencia del Estado, sólo es posible si hay ciudadanos. En consecuencia, no se permiten alternativas democráticas serias, se les destruye tan rápido como aparece la posibilidad de una proyección aglutinadora de un pensamiento alternativo.
En el futuro se advierte el surgimiento de pandillas armadas rurales, similares a las urbanas. Ya está sucediendo en Huehuetenango. El obispo Ramazzini es una voz de cordura, pero no se le escucha. Como parásitos chupan los servicios, cobran su cuota. ¿Quieres poner un negocio? Paga o te mato, dicen los armados. Si se cierra la explotación, se destruyen los postes, las casas, el camino. La única vía que queda en pie es la destrucción del Estado. Como dijo Lope de Vega, si ya después de Leviatán vencido… cesara el llanto del eterno olvido. Eso no sucede. El Estado fallido desatará a los lobos de la humanidad en este territorio que hoy se llama Guatemala; mañana no sabemos…
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