CATALEJO
Consideraciones de necesario foro
HACE DOS DÍAS SE LLEVÓ a cabo el foro “Después del tsunami, ¿hacia dónde vamos? Visiones para una nueva Guatemala”, organizado por la Fundación Esquipulas. Más allá de posibles críticas válidas a la entidad organizadora, a mi juicio las complejas y sin precedente situaciones políticas del país obligan a realizar actividades como esta, en las cuales representantes de diversos sectores sociales se reúnan con el fin de expresar ideas de los consensos necesarios para encarar el futuro nacional inmediato, mediato y a largo plazo. La tácita condición es hacerlo con serenidad y aceptando la realidad de los errores de la aplicación simplista de criterios ideológico-económicos, así como de la tolerancia abierta de lacras como la corrupción.
LA COMPOSICIÓN ETARIA de los participantes fue significativa. Llegaron cuatro personas mayores de 50 años y por tanto con larga experiencia práctica: Raquel Zelaya, Otilia Lux, Jorge Briz, Edgar Gutiérrez y Dionisio Gutiérrez. Los acompañaron Marco Cerezo, Juan Pensamiento y Roberto Ardón, entre 45 y 50 años. Y entre 35 y 45, Samuel Pérez, Karyn Slowing, Juan Carlos Zapeta, Jonathan Menkos y la coordinadora, Olinda Salguero. Lo menciono porque se evidenció el interés de adultos de edad mediana por buscar puntos de vista cuyo valor se basa en la diversidad, necesaria con el fin de superar diferencias de edad, sexo, etnia, lugar de residencia y otros hasta ahora responsables de mucha de la insostenible realidad del país.
EL EXPRESIDENTE LAGOS, de Chile, insistió en la necesidad de cambiar la forma de hacer política, economía y política social, con la recuperación de valares, la oportunidad de los cambios tecnológicos, la participación y la búsqueda de garantías, no solo de derechos y de obligaciones. Fue mencionada también la urgencia de inclusión de jóvenes y de mujeres. La nota discordante y vergonzosa, a causa de la presencia de invitados internacionales, nuevamente estuvo a cargo de Álvaro Arzú, quien representó a cabalidad la vieja, sólida e incambiable estrechez de sus criterios y su rechazo al periodismo independiente y, en general, al concepto mismo de la democracia. La responsabilidad de ese bochorno recae en quien tuvo la ocurrencia de invitarlo.
OTRO CRITERIO VÁLIDO fue señalar la necesidad de no dejar estas expresiones en un ejercicio sin continuidad ni resultados prácticos. El reto es lograr la comprensión de los puntos de vista de la mayor cantidad posible de sectores, tomando en cuenta la representatividad como algo derivado de pensamientos, no tanto de escogencia. Tampoco se puede hacer a un lado la necesidad de una cierta capacidad y experiencia en la exposición, pero sobre todo hacer énfasis en la ya mencionada actitud de buscar una equidistancia bien entendida de los legítimos intereses tanto individuales como de grupos de individuos analizados como una unidad. No es colectivismo, sino simplemente una colocación también equidistante del valor de la individualidad.
ME PARECIÓ SIGNIFICATIVO otro dato: nueve de los participantes expresan sus criterios vía los medios de comunicación, con lo cual se cumple el principio democrático del valor de disentir y de dialogar. Esto ocurre, entre otras cosas, por la poca presencia de entidades de análisis, y porque sus criterios muchas veces llegan a destiempo o atrasados, a consecuencia de la dinámica socio-política guatemalteca. Y finalmente, me sorprendieron las varias indicaciones de la necesidad de realizar los cambios políticos institucionales por la vía de los partidos, porque esto obliga a sentarse a decidir los cambios para lograr la transformación de las tribus electoreras caudillistas en verdaderos canales de expresión política. Pero esto es tema de otro artículo.