ConcienciaSolidarios

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A veces nuestras leyes son sólo un conjunto de buenas intenciones irrealizables o poco eficientes. La propia Constitución pareciera concebida con este matiz en muchos de sus artículos: ?El Estado protegerá la salud física, mental y moral de los menores de edad y de los ancianos.

Les garantizará su derecho a la alimentación, salud, educación y seguridad, y previsión social? (art.51) ?… Es obligación del Estado proporcionar y facilitar educación a sus habitantes sin discriminación alguna…? (art.71) ?… El Estado velará por la salud y asistencia social de todos los habitantes…? (art. 93) ?Son obligaciones fundamentales del Estado: … velar por la elevación del nivel de vida de todos los habitantes del país, procurando el bienestar de la familia…? (art. 119)

¿Cumple el Estado con estas obligaciones? La respuesta la encontramos en los cientos de guatemaltecos desnutridos de Jocotán y Camotán (por mencionar dos municipios del país), el 26% del total de guatemaltecos que viven en extrema pobreza (PNUD, 2000); la mortalidad infantil calculada en 49 niños por cada mil nacidos vivos (INE-MSPAS-UNICEF, 1999); los 4 años de escolaridad promedio y más de un millón de niños sin acceder a la educación (Medir-USAID, 1999).

El incumplimiento a las ?obligaciones? y la falta de respuesta del Estado son patentes. ¿No será que la Constitución Política, como otras leyes ordinarias, fue concebida dentro del esquema del Estado todopoderoso y benefactor, y por lo mismo, ineficiente, centralizante y burocratizador? La respuesta cae por su peso.

Hace unos días el Doctor Amable Sánchez escribía sobre los niños disfrazados que pululan en las avenidas y cruces importantes de la ciudad, haciendo juegos malabares y pidiendo dinero a cambio de sus acrobacias (elPeriódico, 24 de octubre). En el artículo, el doctor Sánchez se preguntaba por qué, en lugar de arriesgar su vida y la de los conductores por unos cuantos centavos, los niños no están estudiando o jugando como cualquier otro, o por qué no se sanciona a los padres que consienten o los obligan a pedir dinero.

Tal vez el cuestionamiento más importante fue el relativo a qué están haciendo las instituciones estatales creadas para ?evitar? esta explotación. Considero que si hacen algo, es insuficiente o de tan bajo impacto social que no se percibe.

Sin embargo, alguien está respondiendo de mejor forma al clamor de ayuda del guatemalteco enfermo, desnutrido, abandonado y analfabeta. Existen ONGs que en forma privada han aceptado el reto moral de contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes viven en la pobreza, la marginación y la exclusión.

Como preámbulo a la época navideña, que ya se deja sentir, la Fundación Rozas Botrán organiza, durante la semana del 5 al 9 de noviembre, una gala navideña, con el objeto de reunir fondos a beneficio de las ?Obras Sociales del Hermano Pedro?, de Fray Guillermo Bonilla, en Antigua Guatemala; el ?Hospicio San José?, en San Lucas Sacatepéquez, que atiende a niños infectados de HIV; del ?Centro Nutricional Sor Lucía Roge?, de las Hermanas de la Caridad, y la ?Guardería Virgen del Camino?, que dirige el Padre Francisco Pedraz.

La invitación a ser solidarios con los más necesitados de nuestro país es ineludible. Donar bienes es importante; pero dar nuestro tiempo, para atender al necesitado con un corazón caritativo, lo es aún más. Muchos sueños e ilusiones de niños y jóvenes dependen de la solidaridad del guatemalteco común, que voluntariamente ayuda de una y mil formas, y del Estado, cuando éste reconozca que su verdadero rol consiste en respetar al hombre y velar para que la dignidad del mismo sea respetada.

La labor de ésta, como muchas otras fundaciones en el país, nos hace pensar en la inmensa necesidad de ayuda por la que imploran tantos guatemaltecos, y en que la respuesta a la misma no será oportuna y eficiente si proviene de un gobierno central o del aparato estatal. Menos mal que la solidaridad del hombre para con el hombre no se origina en un mandato legal. Contribuya en la formación de nuestro capital humano. Decídase a ser solidario y a ayudar.

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