Catalejo

Votan en contra, pero igual aceptan canonjías

Son inaceptables y nefastos los efectos del aumento de sueldos y supuestos beneficios laborales para los diputados.

El Congreso no tiene padres —ni madres, claro— de la patria, sino padrastros y madrastras. Su tarea supone un rosario de canonjías, es decir, de prebendas, términos similares porque suponen un oficio lucrativo, con bastante pago y poco trabajoso. Se para el pelo de las personas dignas cuando se conocen los alcances de la abusiva y malintencionada ley aprobada cuando amanecía hace pocas jornadas. Es una verdadera puñalada por la espalda. Quienes votaron en contra o no asistieron, de todos modos recibirán los innobles beneficios porque ahora encontrarán pretexto güizachesco, aunque haya sido aprobado “legalmente”. Algunos simples números permiten mostrar a los ciudadanos el significado y de esto es buen ejemplo la indemnización desde ahora obligatoria.


El sueldo de cada diputado será de Q51 mil mensuales, más bono 14, indemnización, viáticos. Si solo ejerce el cargo en un período por no ser reelecto, en concepto de “tiempo” recibirá Q207,756, o sean Q569 diarios. En un año gana Q727,146, es decir Q1,992 diarios. Este dinero para pagarles a 160 ciudadanos ilustremente desconocidos al menos en el 90 % de los casos. En un breve paréntesis, por tener relación con el tema de este Catalejo, también ocurre igual con la gavilla perteneciente a los autonombrados partidos políticos, cuyo número de inscritos es extrañamente similar en muchos casos y también sospechosamente grande (87,658) en el caso de la UNE. Para horror ciudadano, hay siete comités más pro formación de partidos.

Es un buen ejercicio ciudadano, y lo sugiero, pedir la lista de nombres de los 160, leerla y tachar a quienes no se les conoce participación alguna. Quedará el diez por ciento, como máximo.


En un artículo de ayer, escrito por el periodista Douglas Cuevas, muestra cinco casos de diputados ilustres por ser desconocidos pero principales beneficiados por la indemnización. En total, suman Q5.2 millones Se trata de Joel Martínez, de Vamos (¿ha oído usted hablar algo de él, estimado lector?), con 20 años de estar sentado en la curul, terminará en el 2028. En esa fecha, junto con Luis Alberto Contreras, recibirían cada uno Q1.24 millones solo de indemnización. José Inés Castillo, 1.03 millones; Sofía Hernández y Fidel Reyes Lee, 831 mil cada uno. Llegaron por el peligroso y obsoleto sistema de elecciones por planilla. Y nadie recuerda qué positivo han hecho en el Congreso.


La decisión hoy comentada implica un nuevo “argumento de venta” para quienes sean llamados a una candidatura para el Congreso. Además de solo levantar la mano para aprobar leyes desconocidas e incomprensibles para ellos, ahora tienen el aliciente del sueldo, la indemnización y demás, al salir del parlamento expulsados popularmente en la siguiente elección. Continuarán siendo innecesarias, y ahora con más dinero de la piñata de dinero ciudadano. Habrá cero requisitos, como saber lo mínimo de ciencia política, derecho, administración pública. Nada. Solo ser amigo del dueño del diz-que-partido y tener un bolsillo grande para financiar la aventura de participar en una elección y luego demostrar con entusiasmo el supuesto derecho al pillaje.


Es un buen ejercicio ciudadano, y lo sugiero, pedir la lista de nombres de los 160, leerla y tachar a quienes no se les conoce participación alguna. Quedará el diez por ciento, como máximo. Es innegable e indispensable la necesidad de cambiar la Ley Electoral en mucho, sobre todo en cuanto al número de diputados y los requisitos para participar, es innegable e indispensable. Quien recibe una canonjía legal, sobre todo de dinero de hecho mal habido por ser malgasto de fondos necesarios, por elemental decencia debe rechazarlo y si no está de acuerdo, rechazarlo por no ser obligación. Quienes critican primero pero y después callan, son los peores por constituir una estafa debido a ese engaño, y quienes lo hacen para obtener beneficios de otra índole, lo son también.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.