De mis notas
Urge bypass quirúrgico al Estado
Las Alianzas Público Privadas y la subcontratación son la única solución viable para sacar al país adelante.
A raíz de mi última columna sobre el Estado medio fallido se desató una serie de reacciones de mis lectores, quienes ampliaron el abanico de problemas que sacuden a nuestro país. Uno en particular llamó mi atención: Una foto aérea de la carretera al Pacífico, tomada a media altura, que mostraba una especie de serpiente interminable de vehículos, una fila de kilómetros y kilómetros, perdida en el horizonte. “No es un Estado medio fallido…”, decía la nota que la acompañaba.
Otro lector, un exportador de café, relató con impotencia el laberinto burocrático al que se enfrenta: “Cada comprador de café en oro exige una muestra acompañada de un certificado fitosanitario emitido por el MAGA. Pero el trámite es absurdamente lento. Es inaudito que una simple licencia fitosanitaria se convierta en un muro que frena las exportaciones”.
Un transportista, desesperado, tomó la decisión de suspender sus servicios hacia el Pacífico. “Las pérdidas son astronómicas”, escribió. “Un viaje de un día y medio se extiende en tres. El gasto en combustible es desproporcionado. Los camiones no están hechos para avanzar a paso de tortuga deteniéndose cada cinco metros. Muchos se quedan varados con el clutch quemado. Es un desastre”. Sus palabras son apenas un eco del segundo colapso de la carretera Palín/Escuintla…
Otro lector, más optimista, comenta sobre mi propuesta del bypass estatal: “Es una buena idea. Mire cómo se puede sacar una licencia de conducir en minutos. Esto debería aplicarse a todo”. Y otro, más crítico, me acusa de ser demasiado severo con el gobierno actual, argumentando que es imposible corregir décadas de corrupción en apenas seis meses. “Dele una oportunidad”, me insta.
El presidente debería emplear el capital político de los proyectos urgentes que la ciudadanía demanda con desesperación.
Todos estos comentarios reflejan una verdad ineludible: La ciudadanía está cansada. Lo que buscan, lo que anhelan, es trabajar y producir sin las cadenas que los atan a una realidad de carencias de infraestructuras colapsadas y servicios básicos deficientes. A quien me acusa de ser injusto con el gobierno, le respondo que la crítica no se dirige a lo imposible, sino a lo urgente. Los problemas del Estado son sistémicos, sí, pero es precisamente en estos momentos de crisis cuando el presidente debe alzar la voz y tomar las riendas, ofreciendo soluciones concretas y viables.
Reitero que nuestro Estado está atrapado en un laberinto burocrático que impide lo lógico y lo razonable. Las normativas arcaicas y absurdas, en lugar de servir al bien común, perpetúan la atrofia. Es aquí donde el presidente debe mostrar su liderazgo, enfrentando a las fuerzas que se oponen a los cambios necesarios al tener ese capital político que debería emplear para impulsar proyectos urgentes que la ciudadanía demanda con desesperación.
El presidente debe ser el primero en abogar por la concesión del Aeropuerto La Aurora, así como por la implementación de alianzas público-privadas que atiendan las necesidades críticas de infraestructura: Carreteras, puertos, aeropuertos, hospitales, cárceles, y la modernización de la tramitología.
Sí. Ya sabemos que el Congreso y el poder sindical se han convertido en los verdaderos talones de Aquiles de la gestión pública. Ambos, en teoría, deberían proteger a los trabajadores y servir al bienestar de la ciudadanía. Sin embargo, en la práctica, son bastiones de resistencia al cambio, bloqueando las reformas indispensables en sectores tan cruciales como la educación, la salud, y el desarrollo de alianzas público-privadas.
El verdadero bypass que necesita Guatemala es una transformación sustentada en el el capital político de los proyectos urgentes que la ciudadanía demanda con desesperación. Las alianzas publico privadas y la subcontratación es lo único que nos sacará de este “Estado medio fallido”. Ya no hay tiempo…