De mis notas
Una guerra que no parece terminar
“No puedes existir”, han reiterado siempre los terroristas. ¿Y se espera una tregua?
Es un fenómeno que intriga. La formidable propaganda antisemita, antiisraelí, antisionista, que permea todos los espacios mediáticos, en donde la mayor parte de las noticias relativas a la guerra ponen como víctimas a palestinos-Hamás-Hezbollah y a Israel como el victimario. No se trata de mensajes dispersos, sino de toda una deliberada e intencional estrategia comunicacional para distorsionar la narrativa de la guerra con un sesgo asombroso y una eficacia que preocupa.
Nueve de cada 10 medios noticiosos retratan las acciones del ejército israelí como deplorables, inhumanas. Utilizan términos como “crímenes de lesa humanidad” o incluso “genocidio”, mientras ocultan vergonzosamente las acciones terroristas contra Israel. La mayoría de las noticias carecen de contexto, impidiendo que la audiencia comprenda las causas y los efectos. Rara vez se recuerda la verdadera historia del conflicto.
El sesgo mediático mundial en la cobertura del conflicto palestino es una vergüenza histórica.
Tampoco se menciona el hecho irrebatible que está en el corazón del conflicto: la creencia de los grupos terroristas de que Israel “no tiene derecho a existir”. Esta postura ha sido sostenida por los países árabes desde 1948 y reiterada en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, con la famosa declaración de los “tres no” en Jartum: “No a la paz con Israel, no a la negociación con Israel, no al reconocimiento de Israel”. Ante esta realidad, ¿qué sentido tiene abogar por una tregua, si Hamás y Hezbollah nunca la han respetado y siguen intentando erradicar a Israel?
Las noticias destacan la devastación de los bombardeos, pero rara vez profundizan en la estrategia detrás de ellos. Hamás y Hezbollah utilizan a civiles como escudos humanos, lanzando misiles desde zonas residenciales, hospitales y escuelas, anhelando que cualquier represalia israelí sea vista como desproporcionada. Este patrón se repite en medios como Al Jazeera, NBC, CNN, ABC e incluso The Economist, favoreciendo a Hamás y a Hezbollah.
Escuché una conferencia de uno de los fundadores de Hamás, un exmilitante y ahora severo crítico del movimiento terrorista, antes cercano a Yasser Arafat. “Pocos días después de recibir el premio nobel, Arafat inició la Intifada”, señaló. “Nunca tuvo la intención de honrar la paz”.
Su testimonio revela también cómo los niños palestinos son adoctrinados en el odio hacia Israel, enseñándoles que el mayor honor es luchar por su aniquilación. “¿Qué se puede esperar de este semillero de odio, sino más guerra?”, afirmó. También habló de la corrupción en el liderazgo de Hamás y Hezbollah, desviando fondos destinados al bienestar del pueblo para uso personal o la construcción de túneles con los que atacar a Israel. Por cierto, Arafat, al morir, dejó US$5 mil millones.
Preocupa que esta ideología ha llegado a universidades en todo el mundo, donde estudiantes son adoctrinados por sus profesores y los medios con una visión distorsionada del conflicto, presentando a Hamás como una causa de “justicia social”, en lugar de un grupo terrorista que oprime tanto a los palestinos como a los israelíes.
Recientemente, Israel realizó una de las operaciones de inteligencia más destacadas de su historia, interceptando no solo las comunicaciones de beepers y radios del liderazgo terrorista, sino también provocando explosiones controladas que revelaron las identidades de sus líderes, incluido ¡oh, ironía! el embajador de Irán. Esta operación reveló la participación iraní en el financiamiento y planificación de ataques contra Israel. Se desató un infierno. El ejército israelí ha eliminado a casi todo el liderazgo terrorista.
Sin embargo, la amenaza persiste. Irán está cerca de convertirse en una potencia nuclear bajo un régimen fanático que ha declarado abiertamente su intención de destruir a Israel. Ante este escenario, el papel de Estados Unidos es crucial. Nunca hemos estado tan cerca de una conflagración de esta magnitud.
Dios libre a la humanidad de semejante tragedia.