MIRAMUNDO
Un Estado sin timón
Con respecto a la forma en que el Estado de Guatemala trató, trata y tratará la autopista a Palín, nos damos cuenta de cómo no hay guía, no hay timón y lo que existen son voluntades desordenadas de quienes mandan en un período. Prensa Libre tituló hace unos días que en menos de un mes terminaba la concesión que por 25 años acordó el gobierno de Arzú respecto de este tramo carretero, y si no fuera por esa noticia de seguro hubiera pasado lo mismo que con el Correo, en donde la entidad que lo tenía a su cargo entregó, cumplió, se retiró y ya llevamos dos gobiernos sin servicio de correo.
Estamos seguros de cómo muchos guatemaltecos confunden al Estado con el Gobierno y los asumen como sinónimos. El Estado es la entidad fundada políticamente y los gobiernos no son más que los que en un momento determinado lo dirigen. El Estado de Guatemala ha sido esquilmado por distintos gobiernos porque de forma clara y llana nadie lo defiende. En un país serio, la discusión de uno de los tramos carreteros más importantes se hubiera iniciado hace meses.
La pérdida de representación del Estado, por supuesto, no la encontraremos de manera formal porque siempre hay presidentes, ministros, congresistas y magistrados, pero en la práctica y en la realidad el Estado está sin quien vea sus intereses. Veamos tres ejemplos.
' Estamos seguros de cómo muchos guatemaltecos confunden al Estado con el gobierno.
Alejandro Balsells Conde
El primer ejemplo, ya lo mencionamos. Dos concesiones, la del Correo primero, la autopista de Escuintla el segundo, terminado el plazo el Estado de Guatemala se encuentra sin saber que hacer, a pesar de que existía fecha cierta de terminación de la concesión desde el día uno. Guatemala no tiene correo y de seguro pasaremos más tiempo sin él. Con respecto a la autopista de Palín, ayer se informó que la Dirección de Caminos, con chapuces, pretenderá cobrar un peaje, pero jamás así podrá obtener fondos privativos para solo destinarse para el mantenimiento de ese tramo, así que es mentira que lo cobrado se destinará para esa carretera.
El segundo ejemplo está respecto del sindicalismo en esferas públicas. El Congreso tiene un pacto colectivo leonino, abusivo, en el cual sus trabajadores ganan más que los diputados y gozan de un 10 por ciento de aumento anual. Este pacto, firmado por Jorge Méndez Herbruger, se debe a nadie veló por los intereses estatales. Lo mismo ocurre con Educación o Salud. Un sindicalismo sin contraparte porque los gobiernos les dicen amén a todo, de forma lógica obtiene lo que quiere o más. El derecho de trabajo se basa en la negociación, pero para ello debe existir alguien en nombre del Estado.
Veamos un tercer ejemplo. Justo Rufino Barrios, se estudia desde primaria, dejó al país conectado de Puerto de San José a Puerto Barrios por tren. Arzú y Portillo mataron al ferrocarril, luego Berger lo concesionó y a la fecha el derecho de vía es un negociazo oscuro y, por supuesto, no hay servicio, a pesar de las promesas de este gobierno desde la toma de posesión. Nadie veló por el Estado.
Un Estado, para existir, requiere tres componentes fundamentales: el primero, territorio; el segundo, población; y el tercero, un gobierno basado en un orden jurídico con el objeto de concretar el bien común. El Estado surgió y tiene su principal razón de ser en la protección a su población. Acá, cada cuatro años entran quienes, en nombre del Estado, se enriquecen, fomentan impunidad, restringen libertades, pero lo que es peor, la población, al parecer, está tan desilusionada que parece resignada a no tener quien lleve el timón y solo hace cola para el próximo asalto, ¿no?