Rincón de Petul
Un disco de vinilo; una cámara de rollo. Un periódico impreso
Si aún son de apreciar los contenidos del periódico, hay motivo para una cuasi-romántica esperanza.
Es mucho más probable que usted sea un adulto mayor si se encuentra ahora leyendo las líneas de este artículo publicado en prensa. En las últimas décadas, el mundo vivió una transformación en cómo se divulga la información en las sociedades, y en el acceso a las noticias. Primero, con lo sucedido por el advenimiento del Internet; y luego, fuertemente, por la propagación del uso de las redes sociales, más notoriamente entre las nuevas generaciones. No es de extrañar, pues, que una encuesta publicada en la página statistica.com en 2022 indicara que un 42% de los adultos que en ese entonces usaban diariamente los periódicos escritos como fuente de noticias, eran mayores de 65 años. Y ya unidos los mayores de 45 años, la estadística subía al 62%. Según la misma encuesta, de los menores de 34, el 45% nunca usaba ese medio; y un 15% adicional respondía que acude a la prensa menos de una vez al mes.
Para bien y para mal, la instalación de la información digital como fuente primaria de noticia y formación de opinión, cambió radicalmente en las últimas décadas. Hoy ponderamos hacia atrás el impacto en la información de la tecnología digital. Pero desde su inicio, visionarios advertían que cambios más allá de la simple forma de la comunicación se vendrían. Quizás pocos con la asertividad que se escucha al célebre artista David Bowie en una entrevista grabada en 1999, en la que advertía que “los cambios a la sociedad, los estimulantes y los terroríficos, que traería el Internet serían “diferentes a cualquier cosa que podía concebir o preverse” en ese entonces. Cuestionado sobre si el Internet era simplemente un “sistema de entrega diferente -de la información-” Bowie puntualmente predice que el Internet traía una especie de forma de vida alienígena “que cambiaría el contexto y el contenido” de manera que “aplastaría la concepción completa —de ese entonces— sobre lo que eran los medios” de comunicación.
Autenticidad. Un valor que buscamos en este espacio preservar.
Columnas escritas, como esta, procuran sobrevivir con la amenaza inminente por la popularización de gestores de opinión que inundan medios digitales y redes sociales. En semanas pasadas, en un esfuerzo por mejorar los contenidos publicados, he estado buscando insumos que permitan entregas donde la opinión esté mejor fundamentada y donde el análisis supere el ejercicio del contraste. Sin embargo, esto se oye ingenuo cuando se voltea a ver lo que atrae a las nuevas generaciones. Por ejemplo, el promedio de duración de los videos de TikTok, el medio de mayor crecimiento en los últimos años, es tan solo de 15 segundos. La publicación de Twitter (ahora X) no debe superar los 280 caracteres, es decir, unas 40 a 70 palabras. Esto va de la mano con una ola joven que gusta de lo rápido, lo accesible e, inevitablemente, lo superficial y poco ponderado. Siguiendo la predicción de Bowie, entonces, el Internet no solo cambió la forma como se transmitía la información, fue agente de cambio, en esencia, del contenido.
Pero si aún son de apreciar los contenidos del periódico, hay motivo para una cuasi-romántica esperanza. En un mundo donde 1.7 millardos usan TikTok, entre las mismas nuevas generaciones ha renacido un interés por lo analógico, en campos como el ya bien cimentado resurgimiento de la música en vinilo, o también, en la fotografía. Durante la Semana Santa visité un nuevo café en la Antigua, en la Alameda Santa Lucía, donde dos jovencitos combinan sus artes y reviven la atracción por la fotografía analógica. Esa, la de los rollos que se llevaban a revelar. Sentado ahí, viendo su exhibición de aparatos antiguos, leí sobre qué nos lleva a revivir los medios de antaño. La nostalgia participa, pero a esta la acompaña la búsqueda de la autenticidad de medios que son más sensoriales. Como la página de papel sobre la que impresa está esta tinta. Autenticidad. Un valor que buscamos en este espacio preservar.